martes, 16 de julio de 2013

ESPAÑA, La derecha fáctica manejan el derribo de Rajoy


La derecha fáctica y la sombra de Aznar manejan el derribo de Rajoy

José María Triper | 16/07/2013 - 6:00

Mariano Rajoy durante su comparecencia de prensa de este lunes | EFE
Nervioso y muy incómodo, aunque intentaba guardar la compostura, se le notaba ayer a Mariano Rajoy. Un Rajoy cuya figura contrastaba con la serenidad de su invitado polaco, Donald Tusk, que asistía imperturbable a una rueda de prensa en la que le tocó hacer de convidado de piedra, sin quererlo. Y, la verdad es que yo también me sentía, en cierto modo, avergonzado de ver como el presidente de mi país tenía que responder a preguntas sobre presuntos cobros ilegales o financiación ilícita de su partido y su persona, en presencia de un mandatario extranjero y de los medios internacionales.


Pero si esto está ocurriendo aquí y ahora, la culpa no es de los informadores, a quienes también se quiso manipular ayer, sino del propio Rajoy, sus asesores y de los instigadores de esa conjura que, dicen, hay contra el presidente y su Gobierno. Conjura que parece que haberla, 'hayla', pero cuyos hilos no los maneja la oposición, porque se mueven desde dentro del PP y de sus allegados de esa derecha fáctica y nostálgica.


Del presidente y los suyos, por esa estrategia del silencio, que ni la ciudadanía, ni los analistas, ni muchos militantes y responsables del PP entienden. "Cuando no se tiene nada que ocultar no debería haber problema para dar la cara", asegura un dirigente popular, para apostillar que "el problema está cuando sí hay cosas que no se quiere que salgan a la luz".


Y respecto a los conjurados es un rumor a voces que "hay una revolución interna en el PP", asegura otro destacado militante que tiene hilo directo con la cúpula de Génova, quien mira en una dirección: "si quieres saber algo sobre lo que está pasando en el partido, pregúntale a Zaplana", me sugiere.


Y es que al que fuera ministro de Trabajo y Asuntos Sociales con Aznar no sólo le notan el cambio de nariz (se sometió a una rinoplastia en abril). Pero no es el único nombre que circula en los mentideros populares y parlamentarios.


Se habla también, y no se para, de Esperanza Aguirre, del vicepresidente del Parlamento europeo y expresidente del PP catalán, Alejo Vidal-Quadras, del diputado Gabriel Elorriaga, del exparlamentario vasco Santiago Abascal, el filósofo José Luis González Quirós e, incluso, el también exministro Ángel Acebes, aunque "este más que significarse se dejaría arrastrar por la corriente", aseguran.


Pero los rumores de Génova y los miedos de la cúpula apuntan más arriba, la sombra de Aznar también estaría detrás de la operación de acoso y derribo de Rajoy, y con el expresidente, los dedos acusadores señalan a un "traidor", el ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón, a quien los afines a María Dolores de Cospedal no han dudado en responsabilizar de la citación como testigo en el caso Bárcenas de la secretaria general, mientras quedaban exentos de la llamada del juez sus predecesores en el cargo, el citado Acebes y Francisco Álvarez Cascos.


Recuerdan quienes hablan de esto, que previamente a las municipales de 2011 corría una leyenda urbana, ¿o, algo más que leyenda? que narraba el pacto entre Aznar y Gallardón por el que el entonces alcalde de Madrid colocaba a Ana Botella como segunda en la candidatura y primer teniente de alcalde, y el expresidente se comprometía a apoyar las aspiraciones de Gallardón a ministro primero -dejando a la esposa del presidente de honor como alcaldesa- y como sucesor de Rajoy en la Presidencia, después.


"Alberto ha cumplido", dicen desde Génova, mientras recuerdan la tibieza verbal de Gallardón en el apoyo a Rajoy por el caso Bárcenas, y califican de "sospechosa" su ausencia de Madrid en estos días, bajo el pretexto de una reunión ¿inaplazable? con su colega de Perú, Daniel Augusto Pigallo. Claro que, desde el bando contrario, los pocos leales que todavía le quedan al ministro -el más aislado, junto a Wert, en el Banco Azul- juran que "ni el pacto es cierto, ni Alberto es un traidor".


En el caso de José María Aznar, dirigentes del partido que le conocen bien, insisten en que no va a volver a la primera línea política, "por ahora", pero aseguran que la borrasca que desencadenó su reaparición televisiva en Antena 3 no ha desaparecido, ni tiene intención de hacerlo a corto plazo.


Sólo que el expresidente, que sabe marcar muy bien los plazos, "desencadena tormentas, con más o menos fuerza y a su conveniencia". Recuerdan a este respecto su alocución en el Club Siglo XXI, invitado precisamente por Zaplana, sus recientes declaraciones al diario ABC, o la más reciente clausura del campus FAES en Guadarrama, junto a Rajoy, en los que ambos líderes hicieron un alarde de intercambio de dardos, eso sí, guardando las apariencias y sin acritud, como diría Felipe González.


Pero también fuera del Partido Popular, algunos poderes fácticos se han sumado, o lo intentan, a las filas de los conjurados. Algunos empresarios que aparecen en los famosos papeles de Bárcenas estarían en la guerra, y también cuentan que se ha tirado al monte el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Rouco Varela, indignado por el frenazo que desde Moncloa se ha dado a la reforma de la Ley del Aborto que ha auspiciado precisamente Gallardón.


Y, aunque sin pretenderlo, a esta lucha sucesoria se acaba de incorporar también el PSOE de Rubalcaba, quien el domingo pedía a Rajoy que dimita para "dar paso a otro dirigente o responsable del Partido Popular". ¿Estaría pensando Alfredo en Gallardón? Puede ser, pero lo que si se adivina tras las palabras del todavía líder socialista es que si está pensando en un recambio del PP no es sólo por la mayoría absoluta, sino porque entre ellos no encuentran un aspirante serio y convincente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario