viernes, 19 de julio de 2013

GALICIA, El caso Gürtel (y III)



PANCHO LEDO ABOGADO

El caso Gürtel (y III)

Milagro ha sido que la intrincada madeja del caso Gürtel, cuya aspadera fue manejada con alevosía y sin escrúpulos por el hábil Fouché, no se le haya enredado a Mariano Rajoy en los pies. Todavía no se conoce la totalidad del sumario, pero, por lo que ya sabemos del entramado del caso, Rajoy tendrá que hacer una limpieza a fondo en algunos estamentos del PP, contaminados directa o indirectamente por el "affaire". Esa gran mayoría de honorables militantes y simpatizantes del partido exigen que la escoba sea maneada con firmeza. Rajoy tiene que aplicar el bisturí, pero con cautela, sin precipitaciones que le hagan el juego a Fouché. Nada le agradaría tanto a éste como que Rajoy se metiese a chapotear en el charcal. En esto, el carácter del líder popular le viene a la situación como anillo al dedo: circunspección, sutileza, análisis con rigor y rajar con decisión, pero sin causar más dolor que el necesario, no sea que los gritos de los débiles dé pábulo a los que quisieran un gran escándalo, con el consiguiente jolgorio de Fouché y su corte mediática.
Porque de lo que se trata en el caso Gürtel no es limpiar de corruptos a la política española; lo que ha pretendido Fouché es noquear al PP. Y no lo ha conseguido. El sordo cabreo de Rajoy vestido de cachaza lo ha desarmado. Que a estas alturas intente el PSOE dar lecciones de honradez es, cuando menos, una falta de "memoria histórica". Y ha hecho bien Rajoy en no desmelenarse para poner orden en el PP. Hay que esperar a que se conozca el sumario íntegramente, apartar -ya- a los que se sabe que están contaminados y pausadamente, con fría naturalidad, ir cesando a los que son cómplices o consintieron que la peste entrase en el partido. Lo que, desde luego, no quiere decir lenidad ni dejar que sea el tiempo el que resuelva. Como diría Maquiavelo, no se debe dejar nunca que prosiga un desorden por mucho que duela la corrección.

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