Luis Bárcenas y Francisco Correa, los dos grandes
enemigos del banquillo en el juicio de Gürtel, han coincidido en
destapar que el Partido Popular se ha financiado durante años con el
dinero negro de las grandes constructoras del país, a cambio de que las
administraciones que gobernaba les regaran de contratos. Con su
confesión de jueves y viernes, Correa ha teñido de mordidas la gran obra
pública del Gobierno de Aznar. Durante dos décadas, Bárcenas fue
anotando las donaciones en B que esas empresas hacían al partido que
sostiene al actual Gobierno en funciones.
Correa
ratificó el jueves la confesión del antiguo dueño de Constructora
Hispánica, Alfonso García-Pozuelo, quien había adelantado dos días antes
que él entregaba dinero al principal acusado en el juicio con destino final a "organismos centrales", esto es, a Génova. Y ya advertía Correa: "No era solo con García-Pozuelo".
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