JAVIER CARABALLO
Matacán
03/01/2017
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Partamos de un principio fundamental: que exista corrupción en el poder no depende de la sociedad. La corrupción y el poder son dos realidades paralelas; la corrupción está adherida al ejercicio del poder desde el principio de los tiempos y anida en todas las culturas y civilizaciones. Por tanto, una ‘sociedad perfecta’ no evitaría la existencia de corrupción, porque la corrupción está en el alma humana, que va más allá de la educación, la moral o la religión. ¿Eso es todo? Claro que no, porque aunque la corrupción siempre ha existido, no todas las sociedades reaccionan de la misma forma ante los casos de corrupción. Y es justo en ese punto donde nos preguntamos por España. ¿Hay más corrupción aquí porque la sociedad española tolera más la corrupción que otras sociedades? Y si eso es así, ¿quiere decir también que la sociedad española es corresponsable de esa corrupción? Como acaba de empezar un año, y todavía ni siquiera han pasado los Reyes Magos, podríamos incluir entre los deseos y los buenos propósitos una recarga de ética de la corrupción para empezar el año.
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