Se suponía que iba a ser tarea fácil, un mero trámite para garantizar su liderazgo de cara a las negociaciones del Brexit. Pero a estas alturas, Theresa May bien debía saber que en política puede ocurrir cualquier cosa. Y May adelantó por sorpresa los comicios para barrer a los laboristas y convertirse, por méritos propios, en la nueva Dama de Hierro. Pero la realidad es que el próximo jueves podría acabar perdiendo escaños.
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