Resulta esperpentico el intento del señor Naranjo de ser a la vez incendiario y bombero politico de la Ciudad.
Me recuerda lo que se decia en Roma de Marco Tulio Ciceron que detras de sus incendiarias demandas de "delenda Cartago" estaban sus intereses economicos espureos y vinculados con esa guerra que el proponia desde el Senado Romano;era eso que se ha dado en llamar los negocios de la guerra.
Seguro que dentro de unos dias nos saldra con alguna propuesta en la que la familia Naranjo tendra algo que ganar.
Si queremos hacer algo por el Premio Cervantes hemos de arriegarnos a la incomprension politica interna y externa y fomentar la concordia y el consenso entre las tres grandes instituciones que nos gobiernan de hecho como son la Alcaldia, el Rectorado y el Obispado y lo demas nos sera concedido por añadidura.
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