LOS VERDES DE ALCALÁ DE HENARES

Brasil llama al Ejército para calmar conflictos por tierras indígenas

BRASILIA/SAO PAULO (Reuters) - El Gobierno de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dijo el martes que enviará a 110 soldados federales al estado agrícola de Mato Grosso do Sul para intentar evitar más violencia entre indígenas que reclaman sus territorios ancestrales y campesinos.

El Gobierno ha estado luchando por aliviar las tensiones con las tribus indígenas por tierras agrícolas en varios estados, así como por presas hidroeléctricas en el Amazonas.
Las tensiones aumentaron en una propiedad en disputa en Mato Grosso do Sul que fue invadida la semana pasada por segunda vez por indígenas Terena, enfurecidos por la muerte de un miembro de su tribu que fue letalmente herido.
Medios locales dijeron que un primo del hombre fue herido por disparos en un rancho local el martes.
"Debemos evitar radicalizar una situación que se remonta a hace mucho en la historia brasileña", dijo el ministro de Justicia José Cardozo a los periodistas después de una reunión con legisladores de Mato Grosso do Sul en Brasilia. "No vamos a apagar las llamas lanzando alcohol a la fogata".
Sin embargo, han surgido protestas en todo el país.
En el estado de Rio Grande do Sul, cerca de 2.000 indígenas kaingang y guaraní bloquearon carreteras para protestar contra la decisión del Gobierno de pausar la entrega de tierras ancestrales a comunidades indígenas, una concesión al poderoso grupo de presión agrícola de Brasil.
"El Gobierno nos ha abandonado. Dilma no está apoyando a los pueblos indígenas", dijo el jefe indio Deoclides de Paula en una llamada telefónica desde una autopista bloqueada.
En Curitiba, la capital del estado de Paraná, 30 indígenas kaingang invadieron el lunes las oficinas del Partido de los Trabajadores en el poder y sólo acordaron a salir 10 horas después cuando se les prometió una reunión con la jefa de gabinete de Rousseff, Gleisi Hoffmann.
Hoffmann, quien se presentará como gobernadora del estado de Paraná el próximo año, dijo el mes pasado que el papel de la oficina de asuntos indígenas del Gobierno, Funai, en las decisiones sobre tierras debería ser restringido.
Cardozo, sin embargo, hizo hincapié el martes en que la Funai no sería eviscerada y que continuaría desempeñando un papel central como la principal institución que defiende los derechos indígenas, aunque otras se sumen en el proceso de decisión sobre tierras ancestrales.
El Gobierno ha intentado evitar la violencia desde que el indígena de 35 años murió debido a heridas de disparos la semana pasada, cuando la policía expulsó a 200 Terena desde un rancho de ganado en disputa propiedad de un antiguo diputado.
La política territorial indígena de Brasil, establecida en la Constitución del país, es considerada como una de las más progresistas del mundo, con cerca de un 13 por ciento del territorio del gigante sudamericano destinado a pueblos originarios.

/Por Anthony Boadle y Caroline Stauffer/