sábado, 1 de junio de 2013

Esperanza Aguirre, Mario Conde, Rosa Díez y demás salvadores de una España insalvable






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Esperanza Aguirre, Mario Conde, Rosa Díez y demás salvadores de una España insalvable
España es un país propicio para salvadores de la patria. Esta crisis es una nueva oportunidad de negocio para los que viven de la falta de preparación y las necesidades de la gente.

Esperanza Aguirre, Mario Conde y Rosa Díez / Agencias

España es un país al que se le engaña y se le convence fácilmente; es lo que tiene ser buena gente. Como mucho exige reconocimiento a sus desgracias y personalizarlas señalando culpables. A partir de ahí ya no tiene tan claro a dónde quiere llegar, ni cómo ni con quién ni a costa de qué. España te brinda una mayoría parlamentaria si prometes no defraudarla y si te esfuerzas un poco más y le prometes "+ empleo y - impuestos" te agasaja con una mayoría absoluta. Si al final la has defraudado o has subido impuestos y destruido empleo, España te lo perdona, solo necesita tiempo.
Entre ser condenado por estafa y apropiación indebida y que te voten 15.000 gallegos no es necesario que pasen más de 10 años. Colaborar en la ruina del país y proponer otra vez la misma política solo requiere dos años de contención. Entre colocar a la mitad de tu familia en cargos de la Administración y luego proponer defenestrarla no hace falta que transcurran más de unos meses. Pasar de pertenecer a un partido político durante 30 años a acusarlo de ser responsable principal de la hecatombe nacional es posible en solo medio año. Y hasta puedes hacer tuyo el principio de la igualdad ante la justicia y en solo 5 meses conseguir que retiren la imputación de tu hija. Lo único que exige España, y cada una de las españas que la componen, es que comulgues con ella a la hora de poner a parir a los que considera responsables aunque seas uno de ellos. Ese es el primer paso. A partir de ahí hasta el infinito y más allá. Solo es cuestión de desfachatez, Pedro Jotas, Arizas o Cebrianes y un poco de labia.
España rehabilita a mentirosos para que vuelvan a mentir desde la presidencia del Gobierno. Te permite forrarte a costa de sus impuestos siempre y cuando le entretengas con Ronaldos y Mourinhos. Es permisiva si le propones trabajar más y ganar menos mientras le robas, siempre y cuando no la dejes tirada en el aeropuerto. Comulga con la desindexación mientras no le digas que significa que cada año que pasa es más pobre. No te rechaza de plano si has devaluado sus servicios públicos para luego venderlos y hasta te permite ser corrupto si la distraes ofreciéndole las cabezas de otros corruptos.
Esta lección ya se la saben todos los interesados. Economistas y populistas; liberales y socialdemócratas; ex-convictos y jueces; autonomistas y centralistas; conservadores y progresistas... Saben que entre unos y otros cuentan con la España espectadora como conjunción copulativa más que disyuntiva. Bendicen este país que tanto aplaude a Gay de Liébana como a Miguel Ángel Revilla. Menos mal que de fútbol sabemos lo suficiente como para no ser del Barça y del Madrid a la vez.
Cabe pensar que este país se merece lo que está sufriendo y si no aprende incluso se merecerá lo que está por venir. Y lo que está por venir tiene nombres y apellidos y un denominador común: dicen venir con un milagro bajo el brazo. El primer autoproclamado salvador de la patria con cierto éxito que recuerdo fue Leopoldo Abadía con su  gobierno de los sensatos (evidentemente presidio por él), hasta que un día se confió y se mostró comprensivo con el rescate (al final y ante un estreno editorial, se retractó) e incluso propuso la canonización en vida de la Merkel. Leopoldo fue el primero, pero la lógica histórica indicaba que vendrían más. Y vaya si vinieron:  Julio Anguita, Miguel Ángel Revilla o Enrique de Diego desde el púlpito mediático; Jorge Vestrynge, Beatriz Talegón y José Manuel Gordillo desde la movilización; Mario Conde, Rosa Díez o Esperanza Aguirre desde la política y Toni Cantó desde Twitter.
¿Y qué hay de malo en proponer, debatir, explicar..., en definitiva: informar? Nada. O mejor dicho: casi nada. El problema está en la falta de criterio, de pensamiento crítico, de perspectiva..., en definitiva: la falta de formación. Un país que acaba peor clasificado en los informes PISA que incluso en Eurovisión, convierte la información en un caballo de Troya de intereses muy poco generales.

Y mientras nos entretenemos con mirlos blancos, los hay que están creando un país acorde a sus intereses. Son los mismos que antes lo arruinaron para poder arreglarlo a su manera. Pero son demasiado listos como para ir contando a los cuatros vientos sus propuestas. Se ahorran el proceso de endulzarlas, disfrazarlas o trocearlas hasta ver si cuelan. Actúan en lugar de hablar. La suya está siendo la verdadera revolución, la que sentimos en nuestras carnes y bolsillos y no se ve por televisión.
Fernando González 'Gonzo'

Fernando González 'Gonzo'

Desde 2010 colabora como reportero en El Intermedio de la Sexta. Ha publicado artículos en Faro de Vigo, Opinión de Coruña, Líbero y Jot Down Magazine.                   

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