Ulf Bergdahl, un indígena sami sueco hace una demostración con el lazo en el día nacional sami, en Estocolmo el pasado febrero. / FREDRIK SANDBERG (AFP)
Matti Berg es un fornido indígena del norte de Suecia que creció con una advertencia firme de su padre: “Cuando haya tormenta, no te acerques a la montaña. Sobre todo, si hay rayos”. Hace siglos que los samis saben que en Laponia, su venerada madre tierra, hay minerales ultramagnéticos. Lo que el último pueblo indígena de Europa tal vez no supiera es que se asienta sobre la laja de minerales de hierro más grande del mundo y que esa coincidencia, en época de bonanza mercantil, podría acabar con su cultura ancestral.
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