Guerra de troles
La difícil situación política por la que está pasando el PP en Alcalá de Henares, la cercanía de las próxima elecciones municipales y la proliferación de partidos prestos a recoger los pedazos en los que se están desgajando los grandes partidos tradicionales, está propiciando una guerra.
Se trata de una guerra de guerrillas, disputada con capacidades muy distintas y con reglas nuevas. Son batallas soterradas que utilizan a los medios de comunicación y, sobre todo, a las redes sociales.
Los medios importantes palean en un mismo sentido, que no es otro que aquel que les permite seguir sobreviviendo y beneficiándose de unas estratosféricas facturas publicitarias.
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Es lo que dijo el alcalde, un tal Javier Bello, para explicitar que esos medios no podrían seguir publicándose si no fuera gracias al dinero de todos. Así que esos están de parte del poder del PP. Y disfrutan de tanto dinero y tal preeminencia que todos los demás van “a rebufo”.
Primero, la mayoría de la oposición que, lejos de criticar abiertamente las irregularidades de esos pagos, callan o, incluso como hace IU, participan en ellos, con intención de heredar el sistema porque, seguro que los medios seguirán remando a favor de la corriente dineraria, aunque esta cambie radicalmente de sentido.
Los otros medios, más o menos chiquititos, ponemos la nota discordante a la bien pagada uniformidad. Nos suelen decir que es así porque no recibimos el peculio del alcalde. Claro, es una posibilidad no descartable. Porque si unos van a favor por recibir dinero, es plausible que los que van en contra sea porque no lo reciben. La otra posibilidad es que haya alguien decente en todo esto.
Donde más libertad hay es, sin duda, en las redes sociales. Son gratis y nadie las puede comprar… todavía.
Lo que me sorprende es la profusión de perfiles troles en Twitter. Una gran mayoría tomando posturas críticas contra el poder. Como utilizando los únicos resquicios de libertad. Pero, ¿por qué no usar la jeta real de cada uno? ¿Qué hay que decir que no se puede decir con un perfil real? ¿No tenemos libertad o tenemos miedo al poder… del poder?
También algún teórico medio de comunicación ha usado su perfil en Twitter para soltar “to’ lo que llevaba dentro”… ¡y vaya si tenía! Pero el punto débil filial ha frenado en seco la catarata de verdades, medias verdades, mentiras y brutalidades que formaban una amalgama que, por mezclada y heterogénea, perdía todo su posible poder.
Muchos opositores al poder recurren a troles para mantener posiciones “respetables” en sus perfiles reales mientras atacan y zahieren con su trol. En ocasiones, se crean conversaciones irrealistas pero muy esclarecedoras sobre asuntos oscuros, que son de dominio público, pero para los que no existen “pruebas” que permitan su normal publicación.
Otro, como el alcalde, un tal Javier Bello, que ya salió escaldado de sus primeros flirteos con el lado oscuro en Twitter y que creyó solucionarlo con un nueva “F”, utiliza su tribuna de Facebook como ara donde se deposita la verdad sagrada. Su verdad, claro, aunque no suele ser otra cosa que una distorsión interesada con una profundidad intelectual menor a la de un baso de colutorio.
Parece que la virginal experiencia tadea no le enseñó la lección porque la proliferación de perfiles troles no ha dejado vacío el huevo excavado por el arqueólogo. Sí, el poder actual también ha tomado posiciones en esta “guerra de troles”.
La irrespirable atmósfera política de Alcalá también ha contagiado sus efluvios a las redes sociales.
Es una pena que, entre tantos dimes y diretes, troles y reales, perdamos el sentido de la verdad. Necesitamos algo digno, sensato y decente sobre lo que asirnos para que nos nos lleve la corriente de lo apologético y los falsos ídolos.
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