PIDO LA PALABRA POR ALUSIONES
ESCRITO POR JUAN ANTONIO CAMARGO*:
Siendo "mal pensado", un ejercicio mental muy
español que tiene por objetivo acertar con el mínimo esfuerzo intelectual a la
hora de poner pleito político al análisis de un comentario como el que hace el
obispo Juan Antonio Reig Pla en la pagina WEB del obispado bajo el título Mons.
Juan Antonio Reig Pla: «Por un plato de lentejas. La peor de las corrupciones»
y publicado en Alcalá de Henares, el 26 de diciembre de 2014. En efecto en una
primera y rápida lectura parece como si el obispo Reig pusiera como una"conditio sine qua non" para apoyar el llamamiento del Rey Felipe VI que pide
"cortar de raíz y sin contemplaciones" la corrupción, con un "si
pero" antes la Corona
tiene que manifestarse claramente en contra del aborto, lo que de ser cierto,
seria un chantaje intolerable y una presunta traición de Lesa Majestad-del latín Laesa maiestas or Laesae maiestatis (fig. lesión o agravio contra la majestas)-contra el Rey y contra España, ver Crimen de lesa majestad es el que se acomete contra el pueblo romano o contra su seguridad, Ulpiano, presuntamente claro.
<<Habrá ampliación>>Obispado de Alcalá de Henares: Noticias
26/12/2014
Mons. Juan Antonio Reig Pla: «Por un plato de lentejas. La peor de las corrupciones»
POR UN PLATO DE LENTEJAS
La peor de las corrupciones
Carta Pastoral de
Mons. Juan Antonio Reig Pla
Obispo de Alcalá de Henares
Mons. Juan Antonio Reig Pla
Obispo de Alcalá de Henares
Hace unos días la Iglesia celebraba la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, Patrona de España.
El próximo domingo, en plena Navidad, viviremos la fiesta de la Sagrada
Familia y también recordaremos a los Santos Inocentes. Con ocasión de
todo ello, han ido viniendo a mi memoria las hermosas palabras que el
Papa San Juan XXIII dirigió a nuestra Patria en 1960, y que luego
transcribiré. Aquel mensaje del Papa “bueno” me ha hecho pensar en la
enorme multitud de españoles, y de otros hijos de naciones hermanas que,
el día 22 del pasado mes de noviembre, alzaron su voz para pedir el fin
de la gran matanza de inocentes no-nacidos que se está produciendo,
desde hace décadas, en España y en el mundo. Con respeto a todas las
personas y por amor a ellas, creo necesario, no solo describir la
realidad, sino también analizar las causas de lo que acontece; solo así
será posible proponer soluciones reales, más allá de poner parches para
controlar los síntomas del pensamiento débil, que es como una
enfermedad, y que rebaja el nivel ético general, de modo que en nombre
de un falso concepto de tolerancia se termina persiguiendo a los que
defienden la verdad sobre el hombre y sus consecuencias éticas (Cf. Papa Francisco, 20-6-2014).
La historia que narra la Biblia
Cuenta el libro del Génesis (Cf.
25, 19-34) que Esaú vendió su primogenitura, por un plato de lentejas, a
su hermano gemelo Jacob. La primogenitura implicaba ciertos derechos, y
sobre todo la transmisión por parte del padre de una especial bendición
y de las promesas (Cf. Gn 28, 13ss). Analógicamente, esta
historia se ha repetido infinidad de veces a lo largo de los siglos,
tanto en lo que se refiere a personas, como a instituciones y naciones.
Un hecho reciente
Recientemente el Presidente del Gobierno de España y del Partido Popular anunció la retirada de la reforma de la ley del aborto que pretendía “limitar” cuantitativamente la sangría horrenda de los «los niños asesinados antes de nacer» (Papa Francisco, 25-11-2014), ciertamente un crimen abominable (Cf. Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 51), un continuo holocausto de vidas humanas inocentes (San Juan Pablo II, 29-12-1997). Sobre todo ello ya me pronuncié en una nota el pasado 24 de septiembre: «Llamar a las cosas
por su nombre. Un verdadero reto para los católicos». Pero ¿cuáles son los verdaderos motivos de esta retirada?
El
plato de lentejas: ahora un puesto en el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas, pero también el acceso a otras cuotas de poder y a la
financiación
Para
entender bien la decisión del Presidente del Gobierno no es suficiente
recurrir a análisis electoralistas. Con todo respeto a su persona, hay
que decir que una decisión tan grave responde a otras exigencias como
nos muestra el documento «Prioridades de España en Naciones Unidas. 69º Periodo de Sesiones de la Asamblea Plenaria»; documento que se puede encontrar en la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Dichas “prioridades” forman parte de lo que el Gobierno de España
estaba dispuesto a hacer (ya lo venía haciendo en perfecta continuidad
con las legislaturas que le precedieron) para conseguir un puesto en el
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El puesto ha sido conseguido,
ahora ya sabemos por qué han hecho lo que han venido haciendo y qué van a
seguir haciendo con toda diligencia, tanto a nivel nacional como
autonómico. Entre otras prioridades dignas de mención, quiero destacar
dos de las indicadas en dicho documento:
a) «Continuaremos impulsando el pleno disfrute y ejercicio de derechos por parte de niñas y mujeres en condiciones de igualdad y no discriminación por razón de género, incluidos los derechos de salud sexual y reproductiva (…)».
b) «Continuaremos promoviendo el pleno disfrute y ejercicio de derechos por parte de personas gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI) y la eliminación de todas las formas de discriminación (…)».
Desenmascarando eufemismos
Poniendo
siempre por delante el amor, el respeto y el aprecio a todas las
personas, sea cual sea su condición, es necesario desenmascarar las
ideologías que engañan manipulando el lenguaje.
a) Naturalmente,
condenamos, con toda firmeza, cualquier tipo de violencia contra niñas y
mujeres y toda discriminación injusta, pero ¿qué significa en
realidad “pleno disfrute y ejercicio de derechos por parte de niñas y
mujeres” y en particular “los derechos de salud sexual y reproductiva”?
La respuesta es: promoción de la anticoncepción desde niñas;
esterilización; aborto libre, químico y quirúrgico, (en España ya son
millones los niños abortados); manipulación de embriones y reproducción
asistida (verdadero «pecado contra el Creador», Papa Francisco,
15-11-2014); promoción de la masturbación, con programas ya desde 0 a
4 años; esterilización, con autorización judicial, de personas con
discapacidad psíquica; sustraer a los padres de las menores la patria
potestad en todo lo que se refiere a la sexualidad de sus hijas;
educación sexual obligatoria (teoría y práctica) de menores, por parte
del Estado y según la perspectiva de la ideología de género, incluso
contra la voluntad expresa de los padres; disminuir la edad legal de
consentimiento para tener relaciones sexuales (en España la edad legal
de consentimiento está ya en los 13 años); apertura a la sexualidad
“intergeneracional”; etc. Buena parte de todo esto puede encontrarse en
los «Estándares de Educación Sexual para Europa» preparados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el asesoramiento de International Planned Parenthood Federation –IPPF‒ (Federación Internacional de Planificación Familiar) y de World Association for Sexual Health ‒WAS‒ (Asociación Mundial para la Salud Sexual), así como en publicaciones vinculadas a los lobbys implicados.
A todas estas imposiciones del imperialismo transnacional del dinero
– bajo apariencia de organismos internacionales (públicos y privados) ‒
hay que añadir ahora, al menos, dos más: 1) El Gobierno de España ha
anunciado que va a reconocer el derecho de inscripción en el Registro
Civil de los hijos de españoles nacidos mediante gestación subrogada (vientres de alquiler)
en el extranjero. Esto no es más que dar amparo legal a la “trata” de
mujeres extranjeras empobrecidas, con las que se comercia como si fueran
“ganado”, incluso “estabulándolas”, durante el embarazo, en “granjas”
al efecto. Seamos claros, esta abominable práctica no es más que una
nueva forma de esclavitud. 2) Parece que el Gobierno de España quiere
cambiar la ley para exigir el consentimiento paterno a las menores que
deseen abortar. Que el Estado respete la patria potestad de los padres
respecto de sus hijos siempre es un bien; dicho lo cual, con
consentimiento paterno o sin él, el aborto es siempre un crimen abominable, que además destroza a la madre y a todos los que participan. Ahora bien, el imperio no cede jamás: siguiendo los criterios de los «Estándares de Educación Sexual para Europa»,
“expertas” de Naciones Unidas “contra la discriminación de la mujer” se
han desplazado a España durante diez días para “recomendar
expresamente” al Gobierno español que las menores de 16 y 17 años puedan
seguir abortando sin consentimiento de los padres: más presiones, no
van a permitir ni un minúsculo paso atrás. España, como buena parte del
mundo, ya no es más que una colonia, al servicio del Nuevo Orden Mundial, donde se esclaviza a jóvenes y mujeres, mientras permanecemos aflojados y drogados con mucho “circo” y cada vez menos pan.
b) También
aquí, condenamos, con toda contundencia, cualquier tipo de violencia
contra las personas y toda discriminación injusta; con toda la Iglesia
queremos continuar prestando ayuda a todos, con verdaderas entrañas de
misericordia, sin juzgar a las personas (Cf. Papa Francisco,
28-7-2013). Pero ¿qué significa en realidad “pleno disfrute y ejercicio
de derechos por parte de personas gays, lesbianas, bisexuales,
transexuales e intersexuales (LGBTI) y la eliminación de todas las
formas de discriminación”? La respuesta es: promoción universal de la llamada “ideología de género” y de las teorías queer, así como de su particular interpretación del concepto de “empoderamiento LGBTIQ”;
derechos sexuales de los menores, así llamados, LGBTIQ, tal y como se
definen por la IPPF y por la WAS; derecho desde los 0 años a “explorar”
la identidad sexual; derecho a partir de los 4 años a recibir
información sobre las “relaciones del mismo sexo”; derechos de los
menores a su propia “orientación de género” (LGBTIQ); en el caso de los
menores de edad con “deseo de cambiar de sexo” (DCS), “derecho” a que se
les administren, cuanto antes, hormonas del sexo contrario y, en su
caso, derecho ‒ incluso siendo menores de edad ‒ a la cirugía de
reasignación aparente de sexo; matrimonio entre personas del mismo sexo;
derecho de las parejas del mismo sexo a adoptar niños;
“despatologización – vía legislativa ‒ de la así llamada
transexualidad”, con promoción de nuevas leyes llamadas de “no
discriminación” y de “reconocimiento de derechos a las personas con
deseo de cambiar de sexo”; derecho a la “no discriminación e igualdad de
trato” que implica situar fuera de la ley a quienes, como la Iglesia,
afirmen que la particular inclinación de la persona con atracción sexual
hacia el mismo sexo, «debe ser considerada como objetivamente
desordenada» (Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, n. 3) o que «los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2357); impedir, y penalizar legalmente, que profesionales de la psiquiatría o la psicología puedan ayudar a personas con atracción sexual hacia el mismo sexo (AMS) o con deseo de cambiar de sexo (DCS),
que libremente lo soliciten; sustraer a los padres de los menores la
patria potestad en todo lo que se refiere a la sexualidad de sus hijos
con AMS o DCS; educación sexual obligatoria (teoría y práctica) a
menores, según los criterios LGBTIQ, incluso contra la voluntad expresa
de los padres; disminuir la edad legal de consentimiento para tener
relaciones “sexuales” entre personas del mismo sexo (en España, también
aquí, la edad legal de consentimiento está ya en los 13 años); imponer,
por ley, a las empresas e instituciones, la contratación de un
porcentaje de trabajadores llamados LGBTIQ; inversión de la carga de la
prueba cuando se producen denuncias por presuntas discriminaciones a
personas llamadas LGBTIQ; promoción de la sexualidad “intergeneracional”
LGBTIQ; etc. Buena parte de todo esto también puede encontrarse en los «Estándares de Educación Sexual para Europa», ya citados, y en publicaciones vinculadas al lobby
implicado. En todo caso, hay que advertir que una vez ganada la batalla
del mal llamado matrimonio civil entre personas del mismo sexo y la
posibilidad de adopción, la gran ofensiva en estos momentos ‒ como puede
comprobarse en los medios de comunicación ‒ es entorno al deseo de
cambiar de sexo (DCS) ‒ la mal llamada “disforia de
género”/“transexualidad” ‒, particularmente en la infancia; lo que sigue
es la penalización de los padres, de las confesiones religiosas y de
cuantos se opongan a la agenda prevista para promover estos llamados
“derechos sexuales LGBTIQ”.
Describir
lo que esconden las palabras a través, como hemos dicho, de la
manipulación del lenguaje no es ninguna condena a las personas, sino
exponer con claridad lo que atenta contra la antropología cristiana a la
que el Papa San Juan Pablo II llamaba “antropología adecuada”. En
definitiva, lo que se pretende con estas disposiciones es una mutación
antropológica, o lo que es lo mismo, la construcción, cuyas raíces están
en la ideología de género y sus derivadas, de un nuevo ser humano
inspirado en el transhumanismo y el posthumanismo.
La “primogenitura” vendida
Con el documento «Prioridades de España en Naciones Unidas. 69º Periodo de Sesiones de la Asamblea Plenaria»
que estamos comentando, se confirma, una vez más, lo que todos
sabíamos: nos hemos convertido en siervos de las instituciones
internacionales para la promoción de la llamada “gobernanza global” (Nuevo Orden Mundial) al servicio del imperialismo transnacional del dinero,
que ha presionado fuerte para que España no sea ejemplo para
Iberoamérica y para Europa de lo que ellos consideran un “retroceso” inadmisible en materia abortista y en los llamados derechos LGBTIQ.
Estamos vendiendo, por un “plato de lentejas”, el proyecto de Dios sobre sus hijos:
a) el amor y respeto a toda vida humana; b) la belleza de la igual
dignidad, pero también de la diferencia entre el varón y la mujer; y c)
la hermosura de la familia de fundación matrimonial entre un solo hombre
y una sola mujer. Esto no solo está aconteciendo en España, se trata de
un humillante vasallaje global ante el poder del dinero, y por ello
recientemente (25-11-2014) el Papa Francisco advertía: «Mantener
viva la realidad de las democracias es un reto de este momento
histórico, evitando que su fuerza real – fuerza política expresiva de
los pueblos – sea desplazada ante las presiones de intereses
multinacionales no universales, que las hacen más débiles y las
trasforman en sistemas uniformadores de poder financiero al servicio de
imperios desconocidos. Este es un reto que hoy la historia nos ofrece».
«La
muerte de Dios en el corazón y en la vida de los hombres es la muerte
del hombre» (San Juan Pablo II, 11-5-1980): la peor de las corrupciones
Si
matar a un inocente no-nacido se reconoce por la “leyes” como un
derecho, toda corrupción o iniquidad es posible, tanto en el ámbito
público como en el privado. Pero atención, para poder matar a un hermano
antes hay que matar a Dios (al Padre), o venderlo: ambas cosas hemos
hecho. ¡Tanto podríamos decir sobre esto! Que a nadie le extrañe, pues,
la situación en la que se encuentra postrada España y buena parte del
mundo. Ni los actuales partidos mayoritarios, ni los nuevos de corte
marxista que, parece que emergen con gran ímpetu, respetan integralmente
la dignidad de la vida humana, del matrimonio y de la familia. La
verdadera respuesta a esta situación pasa por la regeneración moral de
nuestro pueblo fruto de una nueva evangelización: proponer con amor y
verdad a Cristo, pues «el misterio del hombre sólo se esclarece en el
misterio del Verbo encarnado» (Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 22). Es urgente promover la gestación de auténticos cristianos y de familias católicas (la Iniciación Cristiana de Adultos según el modelo del Catecumenado Bautismal)
capaces de impulsar una cultura respetuosa con la vida, el matrimonio y
la familia. También es necesario impulsar una auténtica educación
afectivo-sexual de los niños, adolescentes y jóvenes como vocación al
amor y al don de sí. En la «Teología del cuerpo» del Papa San Juan Pablo
II encontramos las claves para aprender a amar y desarrollar una
auténtica ecología humana. Como repetía el Papa Benedicto XVI, la
permanencia de la civilización cristiana pasa por la promoción de
«minorías creativas» capaces de regenerar la sociedad. El instrumento es
la Doctrina Social de la Iglesia que debe inspirar la
presencia de católicos en las distintas instituciones sociales y en el
ámbito de la política. Como decía el beato Pablo VI, la política es una
forma alta de caridad; de ahí la pertinencia de recordar el antiguo
adagio: Corruptio optimi, pessima (la corrupción de los mejores es la peor); y es que «la
miseria más peligrosa, causa de todas las demás: (es) la lejanía de
Dios, la presunción de poder prescindir de Él» (Papa Francisco,
20-12-2014).
Nadie debe dudar que estamos ante una situación de emergencia política.
Esta situación está reclamando del laicado católico que sepa
organizarse para ofrecer una lúcida respuesta en el campo cultural, en
los medios de comunicación y en la política. No hacerlo en estos
momentos supone un verdadero pecado de omisión.
Hay esperanza
No
solo las personas, también las naciones son llamadas por Dios al
cumplimiento de una misión, misión a la que se puede responder o no.
España también ha tenido y tiene su misión, ¡no renunciemos a ella y a
la bendición de Dios, nuestro Padre, por un plato de lentejas! Atendamos
a las hermosas palabras con las que nos exhortaba el querido Papa San
Juan XXIII y, con la gracia de Dios, hagámoslas efectivas: «Nos
alegramos de que la España que llevó la fe a tantas naciones quiera hoy
seguir trabajando para que el Evangelio ilumine los derroteros que
marcan el rumbo actual de la vida, y para que el solar hispánico, que se
ufana justamente de ser cuna de civilización cristiana y faro de
expansión misionera, continúe y aun supere tales glorias, siendo fiel a
las exigencias de la hora presente en la difusión y realización del
mensaje social del cristianismo, sin cuyos principios y doctrina
fácilmente se resquebraja el edificio de la convivencia humana. Que
tengan levantada siempre su mirada Nuestros Hijos amadísimos de España
hacia las altas metas, con el espíritu grande que los caracteriza,
seguros de que la obediencia a la Ley de Dios atraerá la protección de
la Providencia, que en el tejido de todo quehacer histórico guía a los
individuos y a los pueblos, dóciles a la voz del Rey de cielos y tierra,
in viam prosperitatis et pacis [en el camino de la prosperidad y la paz]» (San Juan XXIII, Mensaje dirigido al Cardenal Gaetano Cicognani, 5-6-1960).
Solo
el nacimiento de Jesús, que estamos celebrando, le devuelve a cada
persona su dignidad intransferible y la respalda con su alianza de amor
para que no se pierda ninguno, especialmente los más pequeños,
empobrecidos y sufrientes. En cambio, todas las ideologías ponen las
personas al servicio de sus ambiciones, siempre vinculadas al poder y al
dinero; lo hacen, según los casos, en nombre del “pueblo”, del
“proletariado”, de la llamada “sociedad del bienestar”, o del llamado
“interés general”. Han olvidado miserablemente que el fin de la sociedad
es el “bien común”, que pasa necesariamente por la atención y cuidado
de cada persona, y por el desarrollo y educación de la misma, para
hacerla capaz de su verdadero destino, de nuestro verdadero destino: Dios revelado como Amor.
Una gran batalla
En todo caso, hay que insistir en que quienes rinden culto a moloc y a mammona – la cultura de la muerte y la idolatría del dinero ‒ siempre van de la mano y sirven al Amo de este mundo.
Por
eso, nuestra batalla, como nos recuerda el Apóstol Pablo, «no es contra
la sangre y la carne, sino contra los principados, contra las
potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso…» (Ef
6, 12). De ahí que es necesario, como nos exhortaba el mismo Apóstol,
revestirnos con las armas de Dios: «estad, pues alerta, ceñidos vuestros
lomos con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia y calzados
los pies, prontos para el evangelio de la paz, embrazando en todo
momento el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los encendidos
dardos del Maligno» (Ef 6, 14-16). Los católicos en este momento
estamos ante una verdadera encrucijada y es necesario preguntarnos a
quienes estamos dispuestos a servir: o a los dioses, y sus mensajeros,
de esta nueva religión secular, o al verdadero Dios. Como en tiempos de
Josué nuestra respuesta no puede ser otra: «Yo y mi casa serviremos al Señor» (Jos 24, 15).
Alcalá de Henares, 26 de diciembre de 2014
San Esteban, protomártir
www.obispadoalcala.org
San Esteban, protomártir
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