¿Qué papel cabe esperar de las religiones ante la encrucijada en que nos sitúa la crisis ecosocial?
por Santiago Álvarez Cantalapiedra
En la actualidad existen 10.000 religiones en nuestro
planeta. Cuatro de cada cinco personas en el mundo se definen a sí mismas como
religiosas. La religión, para bien o para mal, nunca ha abandonado el espacio
público; para mal, porque ha servido en demasiadas ocasiones para naturalizar
muchas de las injusticias y desigualdades de las principales estructuras de
dominación y poder: el capitalismo, el colonialismo y el sexismo; para bien,
porque ha sido siempre fuente de inspiración de quienes han luchado contra la
injusticia y la opresión a lo largo de la historia. Como señaló Ernst Bloch,
«lo mejor de la religión es que provoca herejes». Quien entra en conflicto con
un dogma establecido se convierte, en la práctica, en un insumiso. Religiones
proféticas, como el cristianismo, se han reformado y reactualizado
permanentemente a lo largo de su historia gracias a las herejías. Desde esta
vertiente positiva, varias son las aportaciones que pueden realizar las
religiones en este momento: por un lado, favorecer el surgimiento de visiones
contrahegemónicas; por otro, ayudar a desmitificar los ídolos que dominan la
actualidad.
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