14/01/2016
España es uno de los países europeos que menos utilizan los impuestos verdes para combatir el cambio climático y la destrucción del medio ambiente. La fiscalidad medioambiental supuso en 2013 el equivalente al 1,8% del Producto Interior Bruto español. 19.000 millones de euros. Solo Lituania y Eslovaquia quedaron por detrás, según Eurostat.
Esta herramienta económica tiene como objetivo castigar las actividades dañinas para el medio ambiente: desde el consumo de recursos hasta la emisión de contaminantes. Grava " cualquier cosa que haya probado un impacto negativo", según lo define la Oficina Estadística de la Unión Europa. En esa definición caben aspectos tan concretos como la generación de energía a base de quemar combustibles fósiles, el consumo de agua, la emisión de gases contaminantes, el tratamiento de residuos...
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