21/4/2019 Carlos Herranz |
Sucedió el pasado pasado 28 de diciembre en plena madrugada. A Régis George, propietario de una carnicería en el casco histórico de Lille, le sorprendía la alarma de su negocio a las tres de la mañana. Cuando bajó a ver qué sucedía, la incomprensión lo paralizó.
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