Ana María Iglesia |
Hay gestos que lo cambian todo. Cuando el primero de enero de 1955 Rosa Parks se negó a ceder su asiento del autobús a un hombre blanco no sólo estaba transgrediendo la norma, no sólo estaba realizando un acto de protesta individual, sino que estaba interpelando a la sociedad en su conjunto, rompiendo el silencio institucionalizado, escandalizando a algunos y despertando la conciencia de otros. Los gestos importan y por esto para hablar de las mujeres del 27 es necesario comenzar con aquel gesto que no solo les dio nombre, sino que resumía es espíritu de libertad, de autoafirmación y de transgresión que las definiría. Seguir leyendo>>
No hay comentarios:
Publicar un comentario