martes, 29 de diciembre de 2020

España: La opinión de Enric Sopena.

28/12/2020
No quieren que el Gobierno saque pecho.
Cumple con su obligación de proteger a los ciudadanos.
El temor a que el Gobierno recoja el resultado de un arduo esfuerzo por conseguir la protección de los ciudadanos frente a la pandemia, roza el ridículo. El objetivo de la oposición es cómo conseguir que Pedro Sánchez no se apunte el tanto de haber terminado este año horrible con el inicio de la vacunación de la población española, en coincidencia con lo que está haciendo la Unión Europea.

En esa afán de no consentir ni un solo triunfo al Gobierno social/comunista, la mezquindad vuelve a asomar detrás de la puerta. El presidente del PP, Pablo Casado, ha jugado en dos frentes a la vez. Por una parte ha dicho que la inmunización iniciada “se trata de una gran noticia para superar esta pandemia” y, de inmediato, ha puesto en cuestión al Ejecutivo a través de Twitter, reclamando garantías de distribución equitativa y “sin propaganda” para que a Sánchez no se le ocurra “atribuirse un éxito que su nefasta gestión no merece”.

Esta mezquindad casi supera a la que había exhibido el día anterior Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, que acusó de inacción e irresponsabilidad al Gobierno refiriéndose a los cuatro casos conocidos de la nueva cepa del virus que llegó de Reino Unido, obviamente por el aeropuerto de Barajas y que llevaron la prueba del PCR con resultado negativo. Ayuso tampoco se ahorró un dardo contra Pedro Sánchez, invitándole a no aparecer únicamente en la foto.

Ese pánico a que el Ejecutivo recoja el resultado de un arduo esfuerzo para conseguir proteger a los ciudadanos frente a la enfermedad y a la muerte los españoles, era ayer evidente en los medios proclives a los populares. “El show del Gobierno”, resaltaba El Mundo. “La historia política de la pandemia en España es el retrato de un mal Gobierno”, titulaba su editorial ABC, exigiendo una auditoria sobre la crisis sanitaria. No faltaba la crítica en La Razón de su director quien titulaba “Gracias a Dios y no al Gobierno” y, curiosamente también dedicaba una línea a que los gobiernos “tienen una tendencia excesiva a la propaganda y la autocomplacencia”.

Este coro que se manifiesta al unísono siguiendo la batuta de la sede central en la calle Génova de Madrid, expresa el miedo a que el Gobierno de coalición lo haga bien y que Pedro Sánchez y sus ministros estén cumpliendo el objetivo de cuidar de los ciudadanos. Peligrosa situación que puede llevar, por el contrario, a afianzar el voto socialista entre los electores.

Esas bajezas no vienen a cuento ahora, con la que está cayendo. Casado debería dedicar sus esfuerzos a más altos fines. Por ejemplo, a los que hoy sugiere el padre Ángel García en una entrevista. El fundador de Mensajeros de la Paz explica que ha escrito a los responsables de los grupos parlamentarios para pedirles un pacto contra el hambre. Y pregunta: “¿Por qué no lo hacen?” Ocurre, que algunos dirigentes políticos no escuchan. Están centrados en tirar piedras al Gobierno a ver si lo descalabran.

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