24/02/2021 |
Sacar agua subterránea del acuífero Cuaternario del Campo de Cartagena podría solucionar la contaminación del Mar Menor, según asegura José Luis García Aróstegui, hidrogeólogo científico del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), profesor de la Universidad de Murcia y uno de los expertos que ha avalado el Anillo Protector Ambiental de Fundación Ingenio para recuperar el Mar Menor, donde uno de los ejes es la gestión de acuífero Cuaternario del Campo de Cartagena.
«El bombeo de agua subterránea y la desnitrificación del agua ex situ es la medida más eficaz en el corto plazo para descontaminar el acuífero del Campo de Cartagena y evitar vertidos contaminantes al Mar Menor», explica el experto. Según Aróstegui, para que esta medida sea eficaz es necesario «precisar el volumen de bombeo y su distribución espacial», para establecer la descarga sostenible al Mar Menor, que sería confirmada por un descenso de niveles de agua subterránea, «que actualmente no se observa», indica.
Asimismo, el hidrogeólogo aboga por «minimizar el aporte de contaminantes al acuífero», pero admite que la masa ya almacenada es de tal calibre que «sólo se observarán reducciones de los contenidos en nitratos a medio-largo plazo». Según el experto, la contaminación por nitratos es el principal problema cualitativo que tiene el acuífero del Campo de Cartagena y afecta sobre todo al Cuaternario. «Hay que tener en cuenta que la contaminación de las aguas subterráneas como resultado de los fertilizantes nitrogenados es un problema en muchos lugares de Europa», advierte.
Efectos visibles en la zona
Tal y como explica, «los elevados niveles de nitratos tienen efectos sobre el ecosistema, los cauces superficiales y humedales en general pero no cabría atribuir problemas relacionados con la salud humana en esta zona, puesto que el agua no se consume, en principio».
A ese respecto, el científico del IGME recuerda que existen «multitud de actividades potencialmente contaminantes» de las aguas subterráneas y que afectan al acuífero Cuaternario. «Entre las más significativas están las actividades de origen agrario, ganadero, urbano y minero en la zona sur», especifica.
Además, la contaminación de los acuíferos es un «fenómeno lento» que tarda en manifestarse. «A veces no es fácil detectarlo, por lo que la descontaminación suele ser también lenta, costosa y, a veces, inviable o imposible desde el punto de vista técnico y/o económico», puntualiza. Precisamente es en este contexto en el que se enmarca la reivindicación de la ejecución de las obras previstas en el plan Vertido Cero, competencia del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Sobreexplotación del acuífero
«La sociedad, en muchos casos, imagina los acuíferos como grandes lagos, ríos o corrientes subterráneas en las que el agua circula a la velocidad del agua superficial, y salvo en determinadas situaciones, esto no suele ser así», explica el científico. En ese sentido, Aróstegui explica que cambiar la dinámica de flujos y masa en el acuífero solo es planteable en el medio-largo plazo. «En la mayor parte del acuífero Cuaternario la velocidad debe ser inferior a 1-2 m/día», señala.
Por lo que, si se pudiese seguir una gota de agua contaminada que alcanza la zona saturada del acuífero a una distancia de 5 kilómetros del Mar Menor, «ésta podría tardar más de una década en llegar a la laguna», reconoce el experto. El acuífero del Campo de Cartagena es multicapa, en el que se alternan materiales permeables de edades Cuaternario, Plioceno y Messiniense, y materiales impermeables, que no están presentes en toda la extensión del Campo de Cartagena.
En algunas zonas, estos tramos acuíferos están comunicados a través de sondeos que los atraviesan, y la cuantificación de los flujos tiene incertidumbres. «Este es un asunto importante puesto que se trata de estimaciones antiguas e imprecisas», asegura.
En palabras del experto, se sabe que existe «sobreexplotación de los acuíferos Plioceno en la parte norte, y Messiniense que se deduce de la evolución histórica de los niveles piezométricos». Se cree que la transferencia de flujos y contaminantes asociados se da en cifras de 40 hm3 al año, admite, «pero no hay una cuantificación precisa basada en el control de la explotación».
No hay comentarios:
Publicar un comentario