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Enric Juliana 06/03/2021 |
En este estado se hallan los dos principales motores de la economía española un año después del estallido de la epidemia.
En este estado se hallan los dos principales motores de la economía española un año después del estallido de la epidemia.
Secesionismo encubierto en Madrid. Un secesionismo interno, sin retórica rupturista. Un ‘nosotros solos’. Los gobernantes de la capital de España –en formato autonomía uniprovincial- ya no se limitan a contradecir y contraprogramar al Gobierno central, cosa hasta cierto punto explicable teniendo en cuenta el actual clima político español. No es sólo eso. En estos momentos están dando un paso más: comienzan a desafiar al resto de las comunidades autónomas en lo que se refiere a la gestión de la epidemia.
En Barcelona, confusión después de las elecciones catalanas. El secesionismo explícito puede formar gobierno pero no sabe cómo hacerlo y mientras tanto se sigue desentendiendo de aspecto cruciales de la economía catalana.
Un año después de declararse el estado de calamidad, España es un país angustiado, con avería política en sus dos motores principales. Más de setenta mil personas ya no están para contarlo.
Las medidas que se deberán adoptar para evitar un nueva ola de contagios después de Semana Santa vuelven a ser objeto de controversia. La Comunidad de Madrid vuelve a situarse en ruta de colisión con el Gobierno. Mientras el Ejecutivo central y la gran mayoría de las comunidades abogan por mantener los cierres perimetrales y restringir los encuentros sociales durante la Semana Santa, las autoridades de Madrid, de nuevo con los peores datos clínicos de toda España, abogan por una política de puertas abiertas: que venga el que quiera.
Madrid desafía a las demás comunidades. Está surgiendo una tensión de nuevo tipo en España: la capital empieza a enfrentarse deliberadamente al resto del país en busca de su propio beneficio. La cristalización de esa política de desafío, insólita en términos históricos, puede conducir a que surjan propuestas de un mayor control político de la Comunidad de Madrid. Si Madrid pretende desentenderse del bienestar del resto de España, bien podría plantearse que en un futuro sean los electores de toda España los que decidan el gobierno de la región de Madrid.
Confusión en Catalunya a la espera de que se forme gobierno. Confusión y gestos muy torpes, como la ausencia de representantes del Govern de la Generalitat en el acto de conmemoración del 70º aniversario de la empresa Seat. Bajo la presidencia de Felipe VI, ha sido la puesta de largo de la apuesta estratégica alemana para convertir Seat en una de las plataformas industriales del coche eléctrico en el sur de Europa. La ausencia de la Generalitat del acto –por la presencia del Rey- delata mucha inseguridad. Regionalismo excitado y falta de sentido de Estado.
Secesionismo encubierto en Madrid. Un secesionismo interno, sin retórica rupturista. Un ‘nosotros solos’. Los gobernantes de la capital de España –en formato autonomía uniprovincial- ya no se limitan a contradecir y contraprogramar al Gobierno central, cosa hasta cierto punto explicable teniendo en cuenta el actual clima político español. No es sólo eso. En estos momentos están dando un paso más: comienzan a desafiar al resto de las comunidades autónomas en lo que se refiere a la gestión de la epidemia.
En Barcelona, confusión después de las elecciones catalanas. El secesionismo explícito puede formar gobierno pero no sabe cómo hacerlo y mientras tanto se sigue desentendiendo de aspecto cruciales de la economía catalana.
Un año después de declararse el estado de calamidad, España es un país angustiado, con avería política en sus dos motores principales. Más de setenta mil personas ya no están para contarlo.
Las medidas que se deberán adoptar para evitar un nueva ola de contagios después de Semana Santa vuelven a ser objeto de controversia. La Comunidad de Madrid vuelve a situarse en ruta de colisión con el Gobierno. Mientras el Ejecutivo central y la gran mayoría de las comunidades abogan por mantener los cierres perimetrales y restringir los encuentros sociales durante la Semana Santa, las autoridades de Madrid, de nuevo con los peores datos clínicos de toda España, abogan por una política de puertas abiertas: que venga el que quiera.
Madrid desafía a las demás comunidades. Está surgiendo una tensión de nuevo tipo en España: la capital empieza a enfrentarse deliberadamente al resto del país en busca de su propio beneficio. La cristalización de esa política de desafío, insólita en términos históricos, puede conducir a que surjan propuestas de un mayor control político de la Comunidad de Madrid. Si Madrid pretende desentenderse del bienestar del resto de España, bien podría plantearse que en un futuro sean los electores de toda España los que decidan el gobierno de la región de Madrid.
Confusión en Catalunya a la espera de que se forme gobierno. Confusión y gestos muy torpes, como la ausencia de representantes del Govern de la Generalitat en el acto de conmemoración del 70º aniversario de la empresa Seat. Bajo la presidencia de Felipe VI, ha sido la puesta de largo de la apuesta estratégica alemana para convertir Seat en una de las plataformas industriales del coche eléctrico en el sur de Europa. La ausencia de la Generalitat del acto –por la presencia del Rey- delata mucha inseguridad. Regionalismo excitado y falta de sentido de Estado.
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