19/03/2023 Carmen Morodo |
Los partidos se preparan para ajustar sus estrategias electorales al resultado del debate de esta semana en el Congreso.
La segunda moción de censura de Vox contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, amenaza con desestabilizar la estrategia electoral en el bloque del centroderecha. En un principio se interpretó como una moción de censura de Vox que iba dirigida contra el PP. Ahora cunde más la lectura de que en realidad es una moción de Vox contra Vox por la caricatura que sale de los prolegómenos de esta iniciativa parlamentaria. El núcleo duro de Vox señala, como siempre, a los «mensajeros», además de presentarse como víctimas de una operación de desestabilización externa para justificar así los nervios que se respiran entre sus círculos de máxima confianza y, también, que hayan perdido el apoyo de sus satélites mediáticos más próximos.
El partido de Santiago Abascal se sostiene en una dirección que más parece un consejo de notables. Y a ellos miran desde los segundos niveles con incertidumbre respecto a las consecuencias de dos cuestiones clave: haber cedido el liderazgo de la moción al economista, ex comunista, Ramón Tamames, y la sensación de que se enfrentan al desconcierto de sus votantes sobre el mensaje que querían transmitir con la elección de este nombre. Seguir leyendo>>
La segunda moción de censura de Vox contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, amenaza con desestabilizar la estrategia electoral en el bloque del centroderecha. En un principio se interpretó como una moción de censura de Vox que iba dirigida contra el PP. Ahora cunde más la lectura de que en realidad es una moción de Vox contra Vox por la caricatura que sale de los prolegómenos de esta iniciativa parlamentaria. El núcleo duro de Vox señala, como siempre, a los «mensajeros», además de presentarse como víctimas de una operación de desestabilización externa para justificar así los nervios que se respiran entre sus círculos de máxima confianza y, también, que hayan perdido el apoyo de sus satélites mediáticos más próximos.
El partido de Santiago Abascal se sostiene en una dirección que más parece un consejo de notables. Y a ellos miran desde los segundos niveles con incertidumbre respecto a las consecuencias de dos cuestiones clave: haber cedido el liderazgo de la moción al economista, ex comunista, Ramón Tamames, y la sensación de que se enfrentan al desconcierto de sus votantes sobre el mensaje que querían transmitir con la elección de este nombre. Seguir leyendo>>
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