miércoles, 13 de marzo de 2013

Memorias políticas de Juan Antonio Camargo


Memorias políticas de Juan Antonio Camargo

Capitulo dos

SIETE DE SEPTIEMBRE

Hay fechas que le marcan a uno de por vida y una de ellas es el siete de septiembre el DIA DE LA INDEPENDENCIA DE LA REPÚBLICA DE LOS ESTADOS UNIDOS DEL BRASIL.

En la etapa mas feliz de mi vida actual fue la etapa brasileña que duro desde los tres hasta los 17 años. El problema fue que era feliz pero yo no lo sabia ya que no sabia que era esa cosa de ser feliz; y sigo sin saberlo.

Ahí empezó a conformarse mi consciencia e inconsciencia política. En un ambiente de la dura libertad americana fue donde se forjo mi carácter político algo peculiar.

Recuerdo que cuando vi por primer vez desde el tren que nos llevaba desde el Puerto de Barcelona a Madrid, a una pareja de guardias civiles que acaban de hacer el relevo en una parada y me partí de la risa.
Mi padre me dijo"callate muchacho que esa es la policía con mas mala leche de España". Cuando les vi de cerca en el compartimento del tren pidiéndonos la documentación se me heló la sangre. Me parecieron que eran de los “malotes” lo cual resultaba un sentimiento nuevo y paradójico y marcó el comienzo de mi españolizacion progresiva e inexorable ó si quieren mi desamericanizacion. Debo decir que no me gustaba ni la samba ni las “garotas” de Ipanema-mulatas de cuerpos esculturales-pero no por nada sino porque las mulatas no son mi tipo. De hecho mi primer amor platónico fue la hija del propietario de una papelería, de ascendencia alemana, muy rubia, de piel muy blanca y fina y con unos increíbles ojos azules; es decir la perfecta “antigarota”.

Pero pasemos de lo importante a lo que realmente importa: a la fecha del siete de septiembre de 2006.

Ese día estaba citado a una reunión en el Ayuntamiento.

La reunión fue en la antigua sala de prensa de Alcaldía en la primera planta del Convento de los Agonizantes.

Agonizantes Políticos, podría se una buena definición para la actual Corporación Municipal, oposición incluida.

Primero la responsable de recursos humanos conocida por el apodo de "minimarta" dijo que iba grabar la reunión.

Luego tomó la palabra Bartolo  que me regaló su mejor mirada de “perdona vidas” y me espeto “que sepas que no te tengo miedo”. Estoy jodido pensé yo para mis adentros. Así que a partir de ese momento me dediqué a tomarles el pelo a todos los presentes pese a que el ambiente era glacial.

Francisco Javier Fernadez Abad no dijo ni una palabra.

A la vista del poco respeto que le profesaba Bartolo salió a su rescate Severien con su característico y amanerado estilo opusino de loc@ histeric@.

Pero eso es otra historia y ahora no toca.

Presuntamente claro.

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