Memorias políticas de Juan
Antonio Camargo
Capitulo dos
SIETE DE SEPTIEMBRE
Hay fechas que le marcan a uno de por vida y una de
ellas es el siete de septiembre el DIA DE LA INDEPENDENCIA DE LA REPÚBLICA DE
LOS ESTADOS UNIDOS DEL BRASIL.
En la etapa mas feliz de mi vida actual fue la etapa
brasileña que duro desde los tres hasta los 17 años. El problema fue que era
feliz pero yo no lo sabia ya que no sabia que era esa cosa de ser feliz; y sigo
sin saberlo.
Ahí empezó a conformarse mi consciencia e inconsciencia
política. En un ambiente de la dura libertad americana fue donde se forjo mi
carácter político algo peculiar.
Recuerdo que cuando vi por primer vez desde el tren que
nos llevaba desde el Puerto de Barcelona a Madrid, a una pareja de guardias
civiles que acaban de hacer el relevo en una parada y me partí de la risa.
Mi padre me dijo"callate muchacho que esa es la policía
con mas mala leche de España". Cuando les vi de cerca en el compartimento del
tren pidiéndonos la documentación se me heló la sangre. Me parecieron que eran
de los “malotes” lo cual resultaba un sentimiento nuevo y paradójico y marcó el
comienzo de mi españolizacion progresiva e inexorable ó si quieren mi
desamericanizacion. Debo decir que no me gustaba ni la samba ni las “garotas” de
Ipanema-mulatas de cuerpos esculturales-pero no por nada sino porque las
mulatas no son mi tipo. De hecho mi primer amor platónico fue la hija del
propietario de una papelería, de ascendencia alemana, muy rubia, de piel muy
blanca y fina y con unos increíbles ojos azules; es decir la perfecta
“antigarota”.
Pero pasemos de lo importante a lo que realmente
importa: a la fecha del siete de septiembre de 2006.
Ese día estaba citado a una reunión en el
Ayuntamiento.
La reunión fue en la antigua sala de prensa de Alcaldía
en la primera planta del Convento de los Agonizantes.
Agonizantes Políticos, podría se una buena
definición para la actual Corporación Municipal, oposición incluida.
Primero la responsable de recursos humanos conocida
por el apodo de "minimarta" dijo que iba grabar la reunión.
Luego tomó la palabra Bartolo que me regaló su mejor mirada de
“perdona vidas” y me espeto “que sepas que no te tengo miedo”. Estoy jodido pensé
yo para mis adentros. Así que a partir de ese momento me dediqué a tomarles el
pelo a todos los presentes pese a que el ambiente era glacial.
Francisco Javier Fernadez Abad no dijo ni una
palabra.
A la vista del poco respeto que le profesaba Bartolo
salió a su rescate Severien con su
característico y amanerado estilo opusino de loc@ histeric@.
Pero eso es
otra historia y ahora no toca.
Presuntamente
claro.
HAY UNA SALIDA DE LA CRISIS Y ADEMAS ES VERDE
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