viernes, 22 de marzo de 2013

Presuntas memorias políticas de Juan Camargo/16


Presuntas memorias políticas de Juan Camargo

LA TRIVIALIZACIÓN DE LA CORRUPCIÓN
DE DAR UN “JEITINHO” DE BRASIL
A
LAS INFLUENCIAS DE ESPAÑA


EL GOBERNADOR DEL ESTADO DE SAO PAULO DON ADHEMAR PEREIRA DE BARROS*-Q.E.P.D. exiliado y muerto en Madrid -ROBABA PERO TAMBIÉN DEJABA ROBAR.
Esa frase lapidaria se la escuche a un compañero de trabajo en Marini & Daminelli-Industrias  Electromecánicas un empresa ubicada en un polígono industrial de Santo Amaro en Sao Paulo en el Brasil en 1966.

Cuando llegue a España en el verano de 1967 mi abuelo Rogelio que había sido funcionario me llevo con el a recorrer a viejos conocidos en empresas publicas y ministerios para hacer valer lo que el llamaba las “influencias”.pero a mi eso me sonaba igual que las expresión mas usada en Brasil a la hora de solventar un problema administrativo, burocrático de cualquier tipo ¿No se puede dar un “jeitinho” literalmente ¿no puede hacer un arreglito?

*Fue alcalde de la ciudad de São Paulo, interventor federal y dos veces gobernador de São Paulo. Fue candidato a la presidencia del Brasil en 1955 y en 1960, resultando en tercer y cuarto lugar, respectivamente.
Se lo considera uno de los padres del marketing electoral en Brasil. Sus seguidores se llamaban ademaristas.Realizó importantes obras de infraestructura, como las dobles vías de la Rodovia Anhangüera y de la Rodovia Anchieta, ambas pavimentadas. Estas obras pioneras en el Brasil continuaban la tradición de los gobernantes paulistas como Washington Luís, que consideraba que gobernar era "abrir rutas". La pavimentación de las carreteras con asfalto y hormigón fue una innovación para la época; sin embargo, era mal vista y criticada por muchos políticos que lo consideraban un proceso muy caro.[1]
Una de sus consignas de campaña más comentadas, si bien no asumida abiertamente, era: "Ademar rouba mas faz" ("Adhemar roba pero hace") que, a pesar de haber sido una frase acuñada por su adversario político Paulo Duarte,[2] acabó por ser el lema de su campaña electoral para prefecto de São Paulo em 1957, promoviéndose por encima de las acusaciones de corrupción.

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