domingo, 16 de junio de 2013

Alcala de Henares, CSIF,Gines y Gervasio


La detención del jefe de la policia municipal de Pinto por la Guardia Civil puede tener un  importante repercusión para desmantelar la presunta mafia policial que opera en el corredor del Henares.

Un indice inequívoco para medir la importancia del hecho es que ni Diario de Alcalá ni por supuesto la hoja parroquial del Puerta de Madrid se hace eco de la noticia.

continuará.........
hasta aqui el comentario
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a partir de aqui la noticia





CARLOS HIDALGO. MADRID.



La extorsión del «Bloque de Ginés» no era sólo de puertas para afuera. Sus
malas artes no dudaba también en aplicarlas a aquellos policías «díscolos»:
es decir, quienes no se plegaban a sus órdenes ilegales o denunciaban la
situación insostenible que se vivía en la Policía Local. Se cebaba con los
delegados sindicales, como denunció ayer el CSI-CSIF. Esta situación, en
concreto, empezó hace unos tres años, cuando el sindicato intentó abrir su
propia sección. Los obstáculos que encontraron fueron mayúsculos. Ante la
«conculcación de los derechos de los trabajadores» denunciados por el CSI-CSIF
y las presuntas irregularidades en el comportamiento de los policías
imputados, el sindicato no mantuvo la boca cerrada. Y sus representantes
empezaron a pagarlo caro.



Hubo extorsiones, pero también agentes que se encontraron con amenazas
anónimas en sus buzones y teléfonos. Los casos más llamativos fueron,
probablemente, los de un policía al que le reventaron la taquilla para
meterle un puñado de gambas podridas o de otro que se encontró con un gato
muerto en el asiento de su coche particular.



Hasta diez son las denuncias que han presentado contra el jefe de la Policía
Local. Curiosamente, una de ellas fue admitida a trámite ayer por el juzgado
de Instrucción número 1 de Coslada.



Al llamado «Método Ginés» lo definen como «personalista, despótico y, en
muchas ocasiones, bordeando la ilegalidad». Denuncian una persecución
constante contra quienes no aceptaban sus métodos, contra los «rebeldes».



Pero hubo más capítulos, como el que afectó a Gervasio Villaverde, delegado
sindical del CSI-CISF
en la comisaría: le robaron su arma reglamentaria del
armero municipal y, «casualmente», aquel día, las cámaras de videovigilancia
no funcionaron. ¿Mala suerte? Es más, hubo funcionarios que tuvieron que
acudir a tratamiento médico y pidieron el traslado a otra comisaría.



Las represalias eran casi continuas. Por ejemplo, una agente, ante las
presiones que sufría, cogió una depresión y se marchó a vivir a la isla de
Tenerife.



Luego, estaba el asunto de los constantes cambios de turno a los afiliados
al CSI-CSIF, pese a los derechos adquiridos por antigüedad. «Si te afilias a
ese sindicato, te cambio de turno», amenazaba Ginés, según fuentes
sindicales.



La cuestión es que nadie hizo nada. Ni siquiera los juzgados, hasta,
curiosamente, ayer, tras el huracán levantado con la macrooperación
«Bloque». Ahora, según informa Ep, el juicio por esta primera denuncia
aceptada, que es por injurias, se celebrará el próximo 9 de julio. Allí se
verá a Ginés Jiménez sentado en el banquillo, para contestar a las preguntas
sobre las denuncias interpuestas por cinco de sus subordinados, a los que
acusó de emprender una campaña de desprestigio contra él.



Los denunciantes son el sargento Gervasio Villaverde Pérez y los agentes
Julián Martín-Pozuelo, Juan José Álvarez Piris, Roberto García Puente y
Pedro Jiménez Villanueva.



Denuncias a los agentes



Jiménez atribuyó a los cinco demandantes «graves» sucesos ocurridos, como el
incendio de un vehículo policial, la introducción de un animal muerto en un
vehículo de un compañero o el envío de escritos anónimos contra la Jefatura,
precisamente, algunos de los asuntos de los que a él se le acusa por parte
del CSI-CSIF. «Todos ellos -indicaba Ginés en su escrito, de 8 de noviembre
de 2007, al que ha tenido acceso ABC- apoyados políticamente en la sombra de
Francisco Javier Becerra Redondo (PP), concejal de Seguridad».



Criticaba «la utilización de este sindicato para sus intereses personales y
que nada les importaba sobre los derechos de los policías locales y otros
trabajadores en general», decía Jiménez en el escrito.



El PP de Coslada, tres semanas después, escribía al alcalde socialista de la
localidad para interesarse por estos hechos, pidiéndole explicaciones, y
añadía: «El Grupo Municipal Popular de Coslada rechaza el tono y el
contenido de la nota» emitida por Ginés Jiménez. Aún no ha recibido
respuesta.



¿Qué se hizo desde los diferentes Gobiernos municipales? Teniendo en cuenta
que Ginés llevaba en el cargo desde 1986 y que ha trabajado con Ejecutivos
de todos los colores, la cuestión va por etapas.



Hubo que cambiar de concejal



Por ejemplo, en el anterior mandato, cuyo alcalde, Raúl López (PP),
gobernaba con la Plataforma de la Izquierda de Coslada (PIC), se produjeron
numerosas fricciones en la primera mitad del mandato. Comenzó siendo
concejal de Seguridad Francisco Becerra, del PP. Desde el primer momento,
Ginés no se avino a órdenes de nadie. «Usted es un político y yo soy policía
y quien sabe cómo funciona esto», argüía.



Los desacatos eran constantes, desde las llamadas de atención por no llegar
a su puesto de trabajo a la hora debida a la negativa de la orden del
concejal de que pusiera a más agentes en las calles. Pero Ginés hacía de su
capa un sayo y tejía y destejía a su antojo.



La situación llegó a tal punto, que López se vio obligado a tomar cartas en
el asunto y a hablar muy seriamente sobre la situación con su socio de
Gobierno, José Huélamo (PIC). Se acordó que éste, quien precisamente había
sido el que llevó a Ginés a la Policía Local de Coslada en 1986 -ambos
militaban en Comisiones Obreras-, relevara a Becerra al frente de la
Concejalía de Seguridad.



Fue entonces, sólo entonces, cuando Ginés se tranquilizó, y cambiaron sus
argumentos. Ya no le molestaban los políticos. Al menos, no su pigmalión:
«Yo sólo obedezco órdenes del señor Huélamo», decía.

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