jueves, 6 de junio de 2013

ESPAÑA, UAB, negó a Jordi Nadal y Josep Fontana el título de doctor honoris causa

LOS VERDES DE ALCALÁ DE HENARES
 
 
La nueva UAB muestra la incapacidad del pensamiento noliberal y capitalista, negando a Josep Fontana y Jordi Nadal el título de doctor honoris causa
La ignorancia y la arrogancia de la nueva UAB neoliberal muestra, a las claras, su incapacidad de interpretar el mundo y de analizarlo. Ellos sólo saben gestionarlo, y mal, en beneficio de su amos.
Kaos. Cultura y Memoria Histórica | Para Kaos en la Red |
www.kaosenlared.net/noticia/nueva-uab-muestra-incapacidad-pensamiento-noliberal-capitalista-negand
Jordi Nadal y Josep Fontana
 
Un episodio de lucha de clases académica (y de desinformación sectaria) en la UAB
 
La Universidad Autónoma de Barcelona rechaza el nombramiento de doctores honoris causa a Josep Fontana y Jordi Nadal
 
Salvador López Arnal
 
No es una broma, dejamos atrás las fechas de finales de diciembre. Les parecerá increíble pero es verdad. No es tampoco ninguna información, recientemente descubierta, sobre alguna tropelía del franquismo en la Universidad.
La Universidad Autónoma de Barcelona, la de Bosch i Gimperà, la que a principios de los setenta supuso en Catalunya una esperanza de renovación democrática universitaria acogiendo en su seno a combativos y competentes universitarios de izquierda, la gran hispanista Giulia Adinolfi entre ellos, la UAB, decía, ha rechazado el nombramiento de doctores honoris causa de Josep Fontana y Jordi Nadal -¡de Josep Fontana y Jordi Nadal!-, discípulos ambos, como es sabido, del gran historiador Vicenç Vives.
No hace falta que les explique con detalle la historia de ambos procesos. Es tema marginal; Jordi Maluquer y Borja de Riquer, por ejemplo, están en el inicio de estos nombramientos. Las explicaciones de las “autoridades” académicas trazan un amplio arco que va desde las gastadas y conocidas excusas formales y burocráticas hasta la estupidez más evidente. Según se comenta, si bien el departamento de Historia Moderna y Contemporánea apoyó masivamente el nombramiento de Josep Fontana (52 votos a favor, una abstención, un voto en contra), departamento del que él mismo fue profesor, los llamados “minnesotes” del departamento de Economía e Historia Económica han querido, y han conseguido, hacerle la cama a Jordi Nadal [1]. Otras voces señalan tenebrosos asuntos como la falta de catalanidad de los aspirantes (¡de risa tía Felisa!) y, en el caso de Josep Fontana, su conocida -y admirada por muchos- adscripción marxista. Como en los buenos tiempos: ¡rojos no!
Según Muriel Casals, del Omnium cultural y miembro del departamento opositor, detrás de la decisión hay una consideración compartida por la mayoría de economistas de su departamento: la economía no es una ciencia social, es una ciencia matemática; la perspectiva histórica no cuenta en la temática un grano de sal. Jordi Nadal debe ser para ellos algún intruso jupiterino.
Según algunas voces críticas, está, por una parte, el negativo peso de la incorporación de las nuevas generaciones de profesores y, además, la neta influencia del ex rector Carles Solà, ex candidato de Solidaridad Catalana, la formación de Josep Laporta [2]. Nadal y Fontana son vistos, por estos sectores, vivir para ver, como representantes… ¡de un “marxismo españolista”! Como suena.
Ni que decir tiene que la mayoría de los premios honoran ante todo a la institución que premia más que a la persona premiada. En el caso del doctorado honoris causa a Jordi Nadal y Josep Fontana es innecesario decir a quien hubiera honrado la concesión del reconocimiento. Su denegación, el lado oscuro dialéctico de la situación, sitúa a la institución, o más concretamente, a los responsables de este desaguisado, de este infame acto de sectarismo y barbarie político-cultural, en la historia universal de infamia. Una ubicación adecuada, como el guante elástico de una mano enorme, para estos miembros del mundo académico de tanta altura de miras y de saber y comportamiento cívico tan profundos que, sin duda, merecen una respuesta firme del mundo universitario informado y del estudiantado crítico.
PS: Por si fallase la memoria sobre temas de catalanidad: a finales de los años cincuenta, cuando hablar en catalán en el ámbito público era asunto de alta y arriesgada tensión o cuanto menos de menosprecio, un grupo de jóvenes intelectuales publicó una revista en catalán, clandestina desde luego. Quaderns de cultura catalana era su nombre; el alma de la misma era Josep Fontana, un historiador, un maestro, del que tantos y tantos ciudadanos catalanes no hemos dejado de aprender durante décadas, y la organización en la que militaban era el PSUC, el partido de los comunistas catalanes, el partido de Joan Comorera, Gregorio López Raimundo, Teresa Pàmies y Manuel Vázquez Montalbán.
Nota:
[1] Andreu Mayayo, “Més enllà del ridícul, la Santa Inquisició”. Ibidem, p. 5.
[2] Glòria Ayuso, Público, 5 de febrero de 2011, p. 7 (edició catalana).

Así están las cosas
JOSÉ RAMÓN GINER 14/02/2011
Esta semana, hemos sabido que la Universidad Autónoma de Barcelona había negado el honoris causa a los historiadores Jordi Nadal y Josep Fontana. Los profesores de las facultades de Letras y Económicas consideraron que ninguno de los dos historiadores reunía méritos suficientes para alcanzar la distinción. Para quienes conozcan la trayectoria académica de Nadal y Fontana, la decisión habrá resultado paradójica. No lo es tanto si consideramos el momento actual de nuestra Universidad. El esfuerzo realizado para convertirnos en una universidad de masas ha sido enorme, y se ha hecho a costa de rebajar la calidad. Es probable que las cosas no pudieran resolverse de otra manera, dada la realidad social del país. En cualquier caso, carreras académicas como las de Nadal o Fontana serán cada día menos frecuentes, porque no es lo que la sociedad demanda.
Cada vez que se difunde un informe Pisa, leemos decenas de artículos lamentando la situación en que se encuentra nuestra enseñanza. Para remediarlo, los articulistas nos proponen imitar los modelos que aplican las naciones mejor valoradas. Jamás nos dicen cómo podríamos llevar a cabo tal cosa. En contra de lo que suele pensarse, la enseñanza no es una técnica o un libro de instrucciones que puedan aplicarse aquí o allá, según convenga. La enseñanza de un país no puede ser distinta de la sociedad de ese país, de sus creencias, de sus valores, de sus expectativas. Y al día de hoy -digan lo que digan las ampulosas palabras de nuestros gobernantes-, el saber, la inteligencia, no están valorados entre nosotros. La sociedad tiene otras preferencias. Para comprobarlo, basta mirar a nuestro alrededor y extraer consecuencias.
A esta situación se ha llegado por diversos caminos, pero en todos ellos han sido los políticos son quienes más han trabajado para que tal cosa se produjera. Al político que ha hecho de su actividad una profesión, un modo de vida permanente, sólo le preocupa el corto plazo, aquello que puede reportarle un beneficio, es decir, unos votos, en las próximas elecciones. Lo que no entra dentro de este limitado horizonte, no se tiene en cuenta, se ignora, cuando no se combate por un interés partidista. Estas conductas son las que calan en la sociedad y se generalizan hasta que son aceptadas.
En la Comunidad Valenciana, podemos apreciar esto de un modo más acusado por su proximidad y abundancia. Acabamos de ver como la Universidad de Valencia ha debido concluir en solitario la edición de las obras completas de Luis Vives que comenzó veinte años atrás. El proyecto, iniciado en 1992, fue desechado por el Partido Popular en cuanto llegó al poder. A Eduardo Zaplana -que presumía de amistad íntima con el jesuita Batllori-, la figura de Vives no le resultaba de interés porque no iba a proporcionarle ningún voto. Mucho menos, la edición de sus obras. El político que despilfarró millones de euros en las empresas más descabelladas, no quiso malgastar unos miles en la edición de Vives.
Tampoco la figura de Rafael Altamira despierta el entusiasmo del Ayuntamiento de Alicante. Los intentos realizados por la comisión del Año Altamira para lograr la participación del Ayuntamiento, no han tenido resultado. A la propuesta de situar un busto del escritor frente al edificio de la Universidad de Alicante, que lleva su nombre, Miguel Valor ha dicho que la Concejalía de Cultura no tiene dinero. Un hombre que viajó a Egipto meses atrás para donar una escultura (?) de Víktor Ferrando, o que llena Las Cigarreras con cantantes, semana tras semana, no tiene dinero para honrar a Altamira. Así están las cosas.

La Facultad de Filosofía de la UAB rechaza otorgar el honoris causa a Fontana
EFE , Barcelona | 11/02/2011
La junta de gobierno de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha rechazado otorgar el doctorado honoris causa al historiador Josep Fontana, una de las máximas personalidades de la historiografía catalana actual junto con Martí de Riquer.
Fuentes de la UAB han informado hoy a Efe de que la propuesta de conceder el doctorado honoris causa a Josep Fontana fue aprobada por el departamento de Historia Moderna y Contemporánea de esta universidad por 52 votos a favor y dos en blanco, una votación casi unánime que, sin embargo, no se ratificó cuando llegó a la Facultad de Filosofía y Letras.
El rechazo a Fontana llegó con la votación en la junta de la Facultad de Filosofía y Letras, una de las más potentes de la UAB, ya que congrega los estudios de Filosofía, Filología e Historia.
Una situación similar se dio con la candidatura del profesor Jordi Nadal al honoris causa, que también fue rechazada por el departamento de Economía e Historia Económica y ni siquiera llegó a ser votada por la junta de la facultad.
Nadal, considerado una autoridad en la historia del proceso de industrialización en España, es, al igual que Fontana, discípulo del historiador Jaume Vicens Vives y ambos son referentes internacionales en su ámbito de estudio.
Esta polémica se dio a conocer la semana pasada en un artículo publicado en el diario Ara, en el que los catedráticos de historia de la UAB Borja de Riquer y Jordi Maluquer, que propusieron las candidaturas de Fontana y Nadal, argumentaban que "la valía intelectual no siempre es el criterio dominante en nuestra universidad para decidir quién merece su reconocimiento".
"Se ve que la excelencia académica y científica no cuenta para aquellos que, como Jordi Nadal y Josep Fontana, han sido espíritus críticos e independientes y no han dejado de decir lo que piensan, aunque no guste a algunos", se indica en el citado artículo de opinión.
De Riquer y Maluquer sentencian que "realmente es lamentable que se tengan que escribir artículos explicando estas miserias, pero peor es darlas por buenas y callar".
También se preguntan si no será un "castigo" a Fontana y Nadal por haber abandonado hace unos años la UAB, de la que fueron profesores durante mucho tiempo, para ir a otras universidades catalanas.
Fuentes del rectorado de la UAB han lamentado la situación, pero han recordado que la votación para la concesión de los honoris causa ni siquiera ha llegado al consejo de gobierno de la universidad y que el sistema para escoger a los candidatos es el que es.

Rechazo en la UAB al honoris causa para Jordi Nadal y Josep Fontana
 
Borja de Riquer y Jordi Maluquer, los impulsores, denuncian "sectarismo"
Maite Gutiérrez
Profesores de la UAB han considerado que los historiadores Jordi Nadal y Josep Fontana no merecen ser doctor honoris causa por esta universidad. Los impulsores de las candidaturas, los también catedráticos en Historia Borja de Riquer y Jordi Maluquer de Motes, denuncian “sectarismo ideológico”, “envidias” e “ignorancia” detrás del rechazo. La situación ha dejado perplejos a estos dos profesores y a buena parte de la comunidad académica española.
Ambos lamentan que en la UAB no reconozcan a dos de los historiadores catalanes más relevantes de la actualidad, profesores de esta universidad durante muchos años y miembros fundacionales de ella. “Sólo encuentro una explicación: esto es la conjura de los necios, de la gente mediocre, envidiosa y sectaria que manda hoy en día en la universidad”, dice sin medias tintas De Riquer. “Nadal y Fontana merecen un reconocimiento en la UAB; su calidad y relevancia académica y científica son indiscutibles, su obra ha superado incluso a la de Vicens Vives”, añade Maluquer de Motes.

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