La avanzadilla del ‘fracking’ en Europa.
Polonia lidera la carrera para explotar comercialmente el gas pizarra.
Bruselas ha renunciado a legislar sobre una técnica controvertida que divide al continente.
Elena G. Sevillano 25 ENE 2014 - 20:47 CET
El mapa de Pomerania, región al norte de Polonia, aparece en la diapositiva del powerpoint
cubierto de líneas y colores. Malgorzata Klawiter, funcionaria del
Gobierno regional, explica en un hotel de la capital, Gdansk, que se
trata de las concesiones que el Ejecutivo polaco ha autorizado para
explorar la presencia en el subsuelo de gas no convencional (gas pizarra
o de esquisto, shale gas en inglés), el que se extrae mediante una controvertida técnica conocida como fracking. Cubren nada menos que el 85% del territorio. Hace apenas tres años, el insólito cargo de esta mujer, delegada del Gobierno de Pomerania para el shale gas, ni siquiera existía.
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