martes, 23 de septiembre de 2014

Alcalá de Henares y las "ocurrencias políticas" del alcalde Bello

Ocurrencias
Hay políticos a los que les falta la capacidad de crear un proyecto real de futuro y que ilusione. Ante esa carencia, suelen utilizar las “ocurrencias”. Es decir, hacer lo primero que a uno se le ocurre sin medir bien sus consecuencias.
Esto le está pasando, en muchas más ocasiones de lo que es recomendable, al alcalde de Alcalá de Henares, Javier Bello que, además, es presidente local del PP.
La mayoría de esas ocurrencias son negativas. Algunas lo son para la ciudad, otras, gracias a Dios no cuajan y, entonces, a quien dañan es al prestigio de quien las propuso, es decir, el propio alcalde. Aunque sería más acertado hablar de aumentar su desprestigio.
Son ocurrencias como aquel comentario sobre “igual soy uno de los políticos peor pagados de España”, el acuerdo con UPyD para obtener la alcaldía y “el papel lo aguanta todo”, como la instalación rápida y temporal de una estación de autobuses en el antiguo recinto ferial, el parque de los 5 millones de euros en el Camarmilla, la prórroga de los presupuestos de 2013, la petición de una línea de crédito…
A estas medidas que delatan la inconsistencia de la clase política que nos gobierna en Alcalá y, sobre todo, de su cabeza, Javier Bello, tenemos que sumarle un par de ellas nuevas.
Hoy se ha celebrado el Día de la Policía local y se ha aprovechado este motivo para rendir homenaje a la gran bandera de la rotonda del chorrillo y aprovechar para cambiarla por una nueva. La ocurrencia de hoy es promocionar que una empresa local se había encargado de comprarla y, por esa razón, un alto representante de su directiva ha tenido el privilegio de portarla en la breve ceremonia de homenaje a la rojigualda.
Es decir, el alcalde ha decidido “privatizar” el evento permitiendo que una empresa pagara el coste de la macro bandera. Ha mercantilizado el homenaje a la bandera que nos une.
Resulta legítimo preguntar si es que, tras las grandes cantidades entregadas a los dos medios locales que todos conocemos, el ayuntamiento se ha quedado sin dinero suficiente para comprar la bandera. ¿Qué mensaje quiere mandar el alcalde permitiendo celebrar una ceremonia alrededor de la bandera de España comprada por una empresa local? ¿Alguien puede imaginarse que la bandera de España de la Plaza de Colón de Madrid fuera patrocinada por “El Corte Inglés”, “Coca Cola” o “Apple”? Pues está claro que sería una desvergüenza, una frivolidad y recibiría nuestras críticas… pues en Alcalá eso ha pasado hoy.
La otra ocurrencia ha sido la puesta en marcha de un sistema de medallas y condecoraciones con motivo del Día de la Policía Local y que haya sido la Delegada del Gobierno en Madrid, la popular Cristina Cifuentes, la que haya recibido una de las medallas, junto con una decena de miembros de la plantilla local de policía.
Algunos de los policías locales condecorados han sufrido lesiones en acto de servicio, otra medalla se ha entregado a título póstumo, otras por largos periodos de servicio… así que, ¿qué demonios pinta la entrega de un medalla a una político que lleva un par de años al frente de la Delegación del Gobierno en Madrid?
Pues, sin duda, se trata de una razón política la que ha impulsado semejante condecoración. La consecuencia es el desprestigio de las medallas y el más que previsible (y justificado) enfado de aquellos profesionales que se juegan la vida cada día en el mantenimiento de la seguridad. El mensaje que queda es que vale lo mismo décadas de servicio abnegado o llevar el cumplimiento del deber por encima de lo que cualquiera pediría, que el hecho de ser un político que llega a un puesto de mando por eso, por ser político.
La medalla a Cristina Cifuentes es tan poco merecida, tan política y tan “ocurrencia”como si le hubiesen entregado otra medalla similar al propio alcalde, Javier Bello, que lleva un tiempo similar en el cargo. ¿Qué mérito real de servicio a la seguridad pueden aportar?
Está claro que la rápida amortización de los políticos obliga a acortar los tiempos para obtener méritos para la recepción de medallas…
Pero en el caso de la medalla a Cristina Cifuentes, existe otro componente política ligado a la “ocurrencia”. Bello necesita amigos. Su soledad en el PP de Madrid le ha hecho refugiarse en la única política de renombre que le atiende cuando le llama.
Cifuentes recibió el premio “Popular del año 2013” que le entregó el propio Bello en la cena de Navidad del año pasado y se ha dejado fotografiar con Bello en algunos de los eventos congresales del PP a lo largo de este año.
Cifuentes ha querido destacarse como una voz discordante con la dirección del PP de Madrid. De alguna manera, alberga la esperanza de que los líos en los que se meten Esperanza Aguirre e Ignacio González la catapulten a puestos de alta responsabilidad como la alcaldía de Madrid o incluso la presidencia regional. Su táctica política es la de aguantar y perfilarse como alternativa viable para cualquier puesto que “sobre”. Y Bello le va a la zaga.
Cifuentes ha sido la única que ha aceptado el contacto habitual con el alcalde de Alcalá, más allá de las protocolarias visitas obligadas de las autoridades regionales y del PP.
El PP sabe que Bello es un problema. Y no lo es en una ciudad cualquiera; Alcalá es la tercera en población. Y sabiendo Bello el ostracismo al que se enfrenta, Cifuentes es la única con cierto poder con la que puede fotografiarse sin recibir los palos que recibe de otros compañeros del PP. Así que hay que tenerla contenta y, si para ello hay que inventarse medallas, pues se hace, aunque eso suponga minusvalorar los méritos de los profesionales que se dedican a una tarea de riesgo como la policía.
Pero Bello seguirá intentando capear el temporal que se le viene encima sin un proyecto, sin un equipo y sin capacidad para realizar un trabajo coherente y en beneficio de la gran mayoría de los ciudadanos de Alcalá y no sólo de unos pocos, como hasta ahora.

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