lunes, 1 de septiembre de 2014

España, Los Pactos de la Moncloa y la fugacidad de Fuentes Quintana

JOSÉ MARÍA IZQUIERDO 31 AGO 2014
Firma del acuerdo económico del pacto de la Moncloa.
No es fácil encontrar en la pequeña historia de la Transición, ni quizá en la mayor, un caso tan notable como el de Enrique Fuentes Quintana, que con apenas ocho meses de permanencia en un Gobierno, marcara tanto —allí ha quedado, con tinta indeleble — su paso por la política. Tras las primeras elecciones de junio de 1977, Adolfo Suárez, aquel cuasi desconocido que tan pocas esperanzas había despertado, entendió que aquella incipiente apertura hacia una democracia plena necesitaba una apertura económica —hacia la modernidad, hacia Europa— de similar envergadura. Creó la figura de un vicepresidente económico, ni siquiera un ministro de Economía había existido hasta entonces, y encargó la tarea a un profesor universitario de renombre y pasado en absoluto revolucionario. Y en tan poco tiempo, desde el 5 de julio de 1977 al 23 de febrero de 1978, tuvo tiempo Fuentes Quintana de articular, entre otras cosas, los Pactos de la Moncloa, de obligado recuerdo cuando se escarba en aquellos turbulentos tiempos. Pequeña digresión: un 23 de febrero (1981) fue el golpe de Estado de Tejero, otro 23 de febrero (1983) anunciaba Miguel Boyer la expropiación de Rumasa, y el 23 de febrero de 1984 ETA asesinaba al senador socialista Enrique Casas.

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