María Rey es periodista. Comenzó
en la radio, se paseó brevemente por la prensa y terminó echando raíces
en la Televisión. Presentadora, reportera o ambas cosas al mismo tiempo y
siempre en Informativos. Desde hace más de 15 años es la Corresponsal
Parlamentaria de Antena 3 Noticias. A pesar de la que está cayendo le
sigue interesando la política, desconecta con la lectura, y tiene
debilidad por los “gadgets”, la tecnología y las redes. Se define como
“aprendiz de casi todo”"
La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre. EFE/Archivo
Los partidos se han lanzado a una carrera desenfrenada para reconquistar la confianza de la calle y día tras día, asistimos a algún derrape. El Congreso enfiló la vía rápida para acallar lo antes posible, la polémica de los viajes de los diputados, pero en el recorrido se apearon los partidos más pequeños. Los minoritarios tienen poco que ganar con una medida semitransparente, en sus filas hay pocos y los tienen controlados. Los mayoritarios se mueven entre la prudencia y el temor. Ni al PP ni al PSOE les gusta dar muchos datos de los movimientos de los suyos, el problema no es a dónde viajan los diputados, si no con quién se reúnen, cuáles son sus fuentes de información y qué datos manejan. Hacer públicos todos los viajes puede desvelar estrategias y por eso se han resistido hasta el final.
Pero el PSOE de Pedro Sánchez ya
no está vacunado contra el ruido de las redes sociales, como le pasaba a
su predecesor. Al nuevo equipo socialista, le preocupa mucho lo que se diga de ellos en Twitter, lo mismo o más que en la prensa. Por eso, un día después de dar el visto bueno a la fórmula light anunciada por el Congreso, para publicar el coste total de los viajes, rectifica y añade más detalles. Los socialistas dirán cuántos desplazamientos hace cada diputado y también publicarán su agenda para que se pueda comprobar a dónde han ido. El problema es que cuando llega la corrección, el daño ya está hecho, ya ha calado la sensación de que PP y PSOE no dan toda la información de sus viajes por temor a que les pillen en un renuncio.
Aunque para derrapes no hay mejor conductor que Esperanza Aguirre. Un día hace alarde de transparencia, con sus seudo exámenes a los candidatos a ocupar las alcaldías, que dejaron vacantes los ediles involucrados en la operación Púnica. Al día siguiente, se desvela que detrás de semejante ejercicio de espontaneidad, había horas de ensayo con los expertos de comunicación del PP de Madrid. Por si fuera poco, y después de haber escuchado el mea culpa de Aguirre por haber confiado en Granados, nos enteramos que nos ha colado otro despido en diferido. Génova cesa al gerente del PP de Madrid por haber gastado 58.000 euros con su tarjeta opaca de Caja Madrid, y al día siguiente, lo vuelven a contratar en la planta segunda del mismo edificio (la del PP madrileño). Para Aguirre Beltrán Gutiérrez
no estaba tan contaminado por el escándalo o su nivel de exigencia con
los comportamientos corruptos se adapta a las circunstancias, las
personas y las necesidades mediáticas. Si nos lo cuentan hace un par de
años nos hubiera dado la risa, hoy ya no estamos para bromas.
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