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Jesús Hernández Gallardo-Funcionario del Estado-Torrejón de Ardoz
¡Ay, Ay!, estas ráfagas de viento se llevan todas las palabras a mejor vida, allá donde nadie las podrá escuchar, donde duerme la carroña y el embuste, donde se posan serenamente las inmundicias no confesables. Será eso, cuando aparecen las togas por el frontal de la retina de los políticos, automáticamente se quedan mudos, es como si la brisa, de un solo bufido, birlara las palabras que ante los jueces se blindan. Seguir leyendo>>
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