Todos los padres de niños con discapacidad comparten un mismo temor: qué pasará con sus hijos cuando ellos falten. Su futuro depende en gran medida de lo que pase ahora en sus escuelas: de la autonomía que les ayuden a tener sus maestros y de la integración que les hayan facilitado o no sus compañeros de pupitre; de su escolarización en colegios de educación especial o en centros ordinarios con el resto de alumnos. Seguir leyendo
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