Chema Rodríguez
05/05/2017
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Los nueve coches de la empresa de alquiler con conductor Cabify que ardieron en la madrugada del pasado martes son sólo un episodio -el más grave, eso sí- de la guerra desatada en Sevilla contra estos vehículos y las compañías que los explotan.
El incendio, intencionado a todas luces, de los vehículos que dormían en el aparcamiento de un hotel rural de Castilblanco de los Arroyos -que Cabify había desplazado a la capital hispalense para reforzar el servicio de la Feria- es el último capítulo de una persecución en toda regla que vienen sufriendo estas empresa (y sus trabajadores) desde hace meses.
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