El primer ministro, Stefan Löfven, prepara a la población para miles de muertos, pero se resiste a imponer el confinamiento como otros países europeos.
A diferencia del resto de Europa, Suecia evitó afrontar la crisis sanitaria de coronavirus con medidas muy restrictivas con la confianza de que la responsabilidad individual y colectiva de sus diez millones de habitantes hicieran el resto. Sin embargo, el constante aumento de los contagios (10.154) y los muertos (900), muy por encima de sus vecinos, nórdicos, ha llevado al primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven, a reconocer públicamente que su Gobierno no ha hecho lo suficiente para frenar la pandemia. Seguir leyendo>>
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