sábado, 20 de febrero de 2021

Argelia: posible renacimiento de la contestación callejera.

20/02/2021
Paco Audije
Alerta y rápida sucesión de anuncios políticos en Argelia. Se anticipan a la fecha del lunes 22 de febrero, cuando se cumple el segundo aniversario del Hirak, el movimiento que obligó al aparato del poder a olvidarse de la idea de que Abdelaziz Bouteflika obtuviera un quinto mandato presidencial. Dichos anuncios oficiales parecen confirmar que algo se mueve en la rígida jerarquía del poder argelino. El viernes pasado, el conocido periodista Khaled Drareni (corresponsal de TV5 Monde y de Reporteros Sin Fronteras), así como una treintena más de detenidos, pudieron salir de la cárcel tras ser indultados.

Esa medida de gracia del presidente, Abdelmadjid Tebboune (Abdelmayid Tebún) incluye –según un tuit de la presidencia- a diversos «autores de delitos relacionados con [el uso] de las tecnologías de la información y la comunicación».

Según la Coordinadora Nacional por las Libertades y la Transición Democrática (CNLD), que agrupa a distintas personalidades y grupos opositores, en Argelia hay aún unas setenta personas encarceladas a las que se relaciona con el Hirak o por criticar a las autoridades en los medios y en las redes sociales. Parte de esos presos sufre condenas definitivas, otros están pendientes de recursos judiciales. Quince ciudadanos más están encarcelados en espera de juicio.

Entre los presos políticos, no todos tienen una relación única o clara con el Hirak. El corresponsal de un diario francófono belga, cita entre esos casos el del general retirado Ali Ghediri, que fue candidato frustrado a la presidencia en 2019, o el de Rachid Nekkaz, denunciante de asuntos de corrupción de personajes públicos que compraron bienes en Francia.

Otro caso dudoso es el de Abou Dahdah, presunto yihadista, quien fue mostrado de repente hace pocos días en las pantallas de la EPTV (televisión pública) declarando estar en contacto con dirigentes islámicos refugiados en Londres que –supuestamente- estarían preparando atentandos contra los manifestantes del Hirak. Abou Dahdah fue detenido el 16 de diciembre de 2020. Su singular confesión televisada ha dejado atónitos a muchos espectadores de la EPTV, mientras otros ironizan y lo identifican con los años de plomo del régimen de partido único.

En cualquier caso, un comunicado del Ministerio de Justicia -posterior a la liberación de Drareni- afirma que «las medidas de gracia seguirán ampliándose con otros detenidos».

El gesto de gracia presidencial ha tenido lugar también apenas unos días después del segundo regreso al país (el viernes 12 de febrero) del presidente Tebboune, tras ser hospitalizado en Alemania. Oficialmente, primero, por coronavirus, durante más de dos meses ; después, mediante otro viaje de ida y vuelta Argel-Berlín, para curarse un pie (sic).

Cambios en el gobierno y disolución parlamentaria

En la serie de anuncios sucesivos, debemos inscribir nada menos que la disolución del parlamento (APN, Asamblea Popular Nacional), lo que implica la celebración de elecciones en un plazo aproximado de tres meses. Y coincidiendo con esa disolución parlamentaria, Abdelmadjid Tebboune comunicó a los ciudadanos de su país que formará un nuevo gobierno. Se ignora si manteniendo (o no) al actual primer ministro, Abdelaziz Djerad quien según algunos estaría siendo acusado de lentitud al emprender las reformas deseadas por el presidente.

Al menos, hay que reconocer que la agenda del presidente Tebboune es intensísima tras su vuelta del hospital alemán. Y desde esa óptica, la internacionalmente mediática salida de la cárcel de Khaled Drareni tiene peso sobre todo al inscribirla en la serie de las demás decisiones del poder de estos días.

No hay que olvidar que Abdelmadjid Tebboune asumió la presidencia liberando también –en enero de 2020- a otras decenas de detenidos que lo eran en circunstancias similares a los beneficiarios de su gracia actual.

El presidente de Argelia anuncia los indultos a Khaled Drareni y otros presos de opinión.

Y aunque no parezca que vaya a haber marcha atrás, es conveniente señalar que las últimas liberaciones son jurídicamente «provisionales». Según los abogados de Khaled Drareni, su beneficio penitenciario debe ser confirmado aún por el Tribunal Supremo el 25 de febrero.

Por todo ello, quizá las medidas de gracia y las prisas del presidente se relacionan con el posible fin del período de hibernación forzosa del Hirak, paralizado hace doce meses por culpa de la pandemia y del coronavirus. Pero las reivindicaciones de las manifestaciones precedentes no han cambiado : desmantelamiento del aparato institucional y represivo; fin del poder oculto de los militares.

La remodelación gubernamental o la nueva convocatoria de elecciones no parecen ser suficientes para que el movimiento callejero modifique sus objetivos previos, que se resumen –telegráficamente- en la pura y simple liquidación del sistema.

Los llamamientos para salir a las calles de nuevo circulan por toda Argelia y el martes 16 de febrero ya hubo cientos o miles de manifestantes bereberes en Kherrata, en la wilaya (provincia) de Bujía (Béjaïa). De nuevo reclamaron el indulto generalizado y «la caída del régimen». Fue precisamente en esa población (35.000 habitantes) donde comenzó el Hirak que terminó con las dos décadas presidenciales de Bouteflika.

El escepticismo prevalece en buena parte de una opinión curada de espanto. Una cierta transición dirigida desde arriba, en la que el poder pudiera pactar un período provisional medido con una parte de la oposición, no está descartada. El Hirak tumbó a Bouteflika, de acuerdo, pero no pudo con el entramado institucional que sigue refugiado bajo el paraguas del poder militar.

Al abrir la puerta de la cárcel para un cierto número de detenidos, Abdelmadjid Tebboune espera encarrilar un proceso controlado en el que el cambio de gobierno y la nueva asamblea serían también columnas del cambio.

Said Salhi, vicepresidente de la Liga Argelina en Defensa de los Derechos Humanos, expresa la desconfianza generalizada al declarar en el semanario francés Le Point: «Ya en la investidura del presidene Tebboune, hubo 76 liberados entre los detenidos de opinión, lo que no impidió que volvieran a llenar las cárcales hasta el nivel en el que volvemos a encontrarnos hoy». Salhi afirma que mientras «los derechos y libertades no sean respetados, lo mismo que la apertura del campo político y mediático, nada impide que reescriban el mismo guión». El lunes veremos qué sucede en las calles de Argelia.

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