lunes, 15 de febrero de 2021

España: Abascal asalta la derecha.

Rocío Esteban
15/02/2021
En apenas tres años ha logrado fijar su papel de partido determinante.
Rompiendo, otra vez, las barreras. Emulando al resultado andaluz que impulsó a Santiago Abascal a la política nacional. Las encuestas demoscópicas fallaron. Si se esperaba que la formación cosechase unos buenos resultados, la previsión se ha quedado corta. De los seis escaños que vaticinaban las encuestas, el partido suma 11. De no encontrarnos en el territorio catalán donde el PSC se impone como primera fuerza y su líder Salvador Illa ha prometido no pactar con Santiago Abascal, el partido podría ser decisivo para la formación de un gobierno autonómico.

La operación Vox en Cataluña se ha convertido en la consolidación del efecto Vox. Ésta se encontraba destinada al éxito que el partido comenzó a experimentar en 2018. Es, además, el partido que hoy gana la pugna entre los partidos de la derecha. La formación se ha beneficiado de la caída en la participación en la jornada electoral y gracias a un electorado muy movilizado anota su triunfo como cuarta fuerza, tras una campaña marcada por los boicots sufridos en sus mítines.

Vox jugaba en un escenario del todo favorable al ser la primera vez que se presentaba en la plaza catalana. Recoge, además, ahora los frutos de un trabajo abonado desde el año 2017, cuando tras el referéndum de autodeterminación en Cataluña se convirtieron en el ariete contra el independentismo. Irrumpieron en la causa del «procés» como acusación popular en noviembre de 2017. El tribunal Superior de Justicia de Cataluña le serviría de escaparate y, posteriormente, su mayor visibilidad llegaría tras la entrada en el Tribunal Supremo en el juicio a los líderes del 1-O. Fue entonces cuando estrenaron esa estrategia que hoy ha descolocado el tablero político dentro de la derecha en Cataluña y les ha arrojado como fuerza independentista mayoritaria. De la insignificancia del partido en sus primeras elecciones autonómicas, en 2015, cuando obtuvo el 0,23 por ciento de los votos, Vox provocó un terremoto electoral en Andalucía en las elecciones de 2018 que consigue, desde entonces, su arrastre, tanto a nivel nacional como territorial. Obtuvo casi el once por ciento de los votos, 12 escaños en el parlamento andaluz y casi 400.000 papeletas.

Fue el andaluz el primer gran resultado de los de Abascal, su primera máxima nota y a la par aviso al bloque de la derecha de que Vox había llegado para irrumpir en el resto de territorios. Su segundo examen fue el primero y decisivo a nivel nacional. En abril de 2019 entraba en el Congreso de los Diputados como quinta fuerza con 24 escaños, el 10,26% de los votos, tras el apoyo de cerca de 2,7 millones de españoles.

Ese mismo año, en las elecciones autonómicas de 2019, el partido de Abascal se convirtió en decisivo tanto en Madrid, Andalucía, Murcia y Castilla y León para la conformación del Gobierno. No forman parte de los mismos, pero su apoyo a la investidura fue imprescindible para que los populares mantuvieran sus feudos. En 2020, irrumpió incluso en el parlamento vasco con un escaño, en un territorio poco favorecedor para hacer calar los postulados de Vox. Se hizo entonces con el rol de determinante, a pesar de la alerta de perdida de movilización que sufrió en los resultados europeos.

Siete meses después de las primeras generales, Vox volvió a practicar la política de hechos consumados. Con la repetición electoral dobló en número de escaños y sumó un millón más de votantes. Su resultado, 52 escaños, le elevaría a la tercera plaza en el Congreso y como segunda en el bloque de la derecha, desplazando a Cs como séptimo partido con representación. Un resultado con el que, unido al de este domingo, el partido avanza en su objetivo de disputar de «tú a tú» al PP la hegemonía del espacio político de la derecha.

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