viernes, 12 de febrero de 2021

España: La opinión del periodista Toni Bolaño.

12/02/2021
Tsunami en la derecha.
Las últimas encuestas publicadas han encendido todas las alarmas en las sedes madrileñas del PP y Ciudadanos. Desde hace tiempo se decía que las elecciones del 14 de febrero en Cataluña iban a tener consecuencias en la estabilidad del Ejecutivo porque los pasos que dé el independentismo son inescrutables. Los secesionistas han firmado un documento por el que se comprometen a no pactar con el PSC, pero, qué curioso, en ese mismo documento no hay ni una sola referencia a la configuración de un gobierno independentista. De hecho, esta posibilidad era cierta sin convocar elecciones porque tenían la mayoría, pero los puentes entre ellos están totalmente rotos. Y para añadir nuevas incógnitas, el PDeCAT tiene muchas posibilidades de romper aún más la situación porque son ciertas sus posibilidades de entrar en el Parlament por las circunscripciones de Lleida y Girona. Nulas sus posibilidades en Barcelona y difíciles en Tarragona.

Sin embargo, a medida que se acerca el día D, hora H, el tsunami no parece que venga por este lado, sino en la derecha española. Las últimas encuestas y los trackings de los partidos políticos han encendido todas las alarmas en las sedes madrileñas de Partido Popular y Ciudadanos. El PP ha ido perdiendo fuelle y las salidas de tono de estos últimos días de Pablo Casado ponen negro sobre blanco una evidencia que las encuestas estaban señalando. El PP iba a ser sobrepasado por Vox, y lo peor, el PP puede convertirse por primera vez en la historia en partido extraparlamentario. Los populares están KO. No sacarán diputados en ninguna demarcación –en Tarragona son superados incluso por el PDeCAT– y solo tienen la posibilidad de sacar escaños por Barcelona. Posibilidad que en los últimos días algunos sondeos ponen en tela de juicio dejando a los de Casado sin representación. Quedar fuera del Parlament puede dejar a Casado fuera de Génova, y el sorpasso de Vox pondrá su liderazgo en cuestión. Quizás no quiera irse, pero puede acabar en la calle por una más que cierta rebelión de los barones, a lo que habría que sumar el malestar por su actuación ante el caso Bárcenas.

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