09/03/2021 Víctor David López |
El expresidente lideraba las encuestas de intención de voto en las elecciones presidenciales de 2018, con veinte puntos de ventaja sobre Bolsonaro. La Justicia le declaró "inelegible". Ahora recupera el derecho a ser candidato en 2022.
El Brasil de hoy está lejos de ser el mismo Brasil ilusionante que encadenó un Mundial de fútbol y unos Juegos Olímpicos, pero el Brasil de hoy tampoco es el mismo Brasil de ayer por la tarde. Luiz Inácio Lula da Silva, de 75 años, un animal político como hay pocos en América Latina, regresa a la lucha encarnizada por el poder. El estropicio, sin embargo, ya tiene mala solución. El expresidente Lula da Silva lideraba las encuestas de intención de voto en las elecciones presidenciales de 2018, con veinte puntos de ventaja sobre Bolsonaro. Maniobras jurídico-legales le despojaron de un nuevo triunfo electoral y cambiaron la historia reciente del país.
Tras 580 días preso y cinco años de yincana en los tribunales, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) ha recibido de vuelta sus derechos políticos, ya no tiene prohibido presentarse a las elecciones, y esa cita tiene fecha: octubre de 2022. El duelo con Jair Bolsonaro se aguarda cada vez con más ganas, sobre todo después de que la esperada contienda entre los tutelados por Bolsonaro y los candidatos de Lula da Silva en las elecciones municipales de 2020 acabara en tablas.
El juez relator de la Operación Lava-Jato en el Tribunal Supremo, Edson Fachin, admitió el pedido de habeas corpus 193.726 presentado el pasado 3 de noviembre por la defensa de Lula da Silva, con el objetivo de reconocer la incompetencia de la 13ª Sala Federal Criminal de Curitiba (Paraná) para analizar las cuatro denuncias presentadas por el ya extinto grupo de trabajo de la Lava-Jato contra el expresidente.
Según la decisión de Fachin, las denuncias –apartamento en Guarujá, finca de Atibaia, sede del Instituto Lula y donaciones al Instituto Lula– no se limitaban a los desvíos de dinero del Caso Petrobras, que era el tema coordinado desde Curitiba, por eso los fiscales que manejaron los sumarios a su antojo junto con el exjuez Sérgio Moro nunca deberían haber acumulado tanta potestad.
Para todo aquel que se sorprenda que se haya llegado a esta conclusión cinco años después del inicio de los procesos, el juez relator deja una explicación en la redacción en el auto:
El líder del Partido de los Trabajadores ha recibido de vuelta sus derechos políticos
"Aunque el asunto de la competencia ya hubiera aparecido antes indirectamente, es la primera vez que el argumento reúne condiciones procesales para ser examinado, ya que el Tribunal Supremo ha podido profundizar y perfeccionar la materia".
La pandemia ha provocado que la participación en las elecciones municipales brasileñas fuera ligeramente inferior a la de anteriores comicios.
El "bolsonarismo" se desinfla, el Partido de los Trabajadores sigue en depresión, el centroderecha recupera espacio
La decisión del juez Fachin, según los abogados de Lula da Silva, Cristiano Zanin Martins e Valeska Teixeira, "no tiene la virtud de reparar los daños irremediables causados por el exjuez Sergio Moro y por los fiscales de la Operación Lava-Jato al expresidente Lula, al sistema de Justicia y al estado democrático de derecho". Los dos detalles que no satisfacen a Lula y a su entorno es que, por un lado, la anulación de las sentencias no significa que se le declare no culpable, y, por otro lado, que indirectamente esto pone a salvo también al exjuez Sérgio Moro: catorce procesos que alegaban su parcialidad en la persecución política contra Lula da Silva han perdido su vigencia, se ha difuminado su razón de ser.
Más allá del Partido de los Trabajadores, la izquierda brasileña ha recibido con armonía el vuelco al mapa político nacional. Desde el Partido Comunista de Brasil, uno de los habituales aliados del PT, Flávio Dino (gobernador del estado de Maranhão), comenta para Público que "políticamente, esto recoloca al expresidente Lula en el centro del debate actual y de las articulaciones electorales". Dino sigue considerando a Lula "un nombre con mucha fuerza para aglutinar segmentos con un programa de gobierno amplio, que muestre el camino para unir Brasil, retomando el progreso social".
El Partido Socialismo y Libertad (PSOL) es una organización más joven, que hizo oposición de izquierda a los gobernos del Partido de los Trabajadores, y que en 2018 presentó candidatura propia –con Guilherme Boulos–. Salvando estas distancias, como relata para este reportaje la diputada federal Fernanda Melchionna, definen el movimiento del juez Fachin como "una victoria democrática", porque "retirar a Lula de las elecciones fue un fraude y una decisión política de las élites con la interferencia y actuación ilegal del exjuez Sérgio Moro, que abrió el campo a Bolsonaro, que acabó ganando las elecciones, entrando Moro como ministro de Justicia".
Resalta Melchionna que el PSOL, eso sí, seguirá presionando al PT para proponer verdaderas medidas progresistas: "Hay sectores de la izquierda que solo apuestan en el calendario electoral [2022], y eso es un error, porque mientras Bolsonaro siga gobernando, nuestro pueblo continuará sangrando", advierte la diputada. "Todavía hay lucha en 2021. Apostar únicamente en desgastarlo para ganar las elecciones no es correcto, hay que fortalecer la lucha del Fuera Bolsonaro".
La alegría que invade al Partido de los Trabajadores y sus seguidores, la siente también internamente parte del equipo de Jair Bolsonaro. La respuesta está en la fractura expuesta que atraviesa a la nación desde el implacable impeachment a Dilma Rousseff en 2016. El presidente, que es presidente gracias a los procesos contra Lula que ahora han sido anulados, se mostraba calmado ayer en su primera reacción, convencido de que "a final de cuentas, toda la sociedad tiene claras las bajezas de aquel gobierno". Puede que un escenario que le coloque en frente a Lula da Silva en la segunda vuelta de las próximas elecciones presidenciales sea lo que más le convenga para ser reelecto, pudiendo así explotar al máximo el rencor de parte de la población contra el Partido de los Trabajadores.
Los candidatos que podrían evitar el Bolsonaro vs Lula
A Ciro Gomes, uno de los hombres claves en las próximas elecciones presidenciales, la decisión no le ha pillado por sorpresa. Tercer candidato más votado en 2018 y exministro de Lula da Silva, Gomes es hoy el principal rival del Partido de los Trabajadores dentro del centroizquierda, y viene denunciando desde hace al menos cinco años la "espectacularización" de la Justicia en Brasil, que convirtió los procesos contra el expresidente en la telenovela de las ocho. Con la "convicción absoluta", ya en 2019, de que el proceso de Lula iba a ser anulado. "Violentan el cometido institucional de una magistratura severa, a la par que equilibrada, de una fiscalía preocupada en aplicar la ley, para transformarse en políticos", alertaba el dirigente laborista en 2019.
João Doria o Ciro Gomes temen quedarse en posición de fuera de juego
"Lula ha sido perseguido por la arbitrariedad de Sérgio Moro", reconocía anoche Ciro Gomes en una entrevista en la CNN. Sin embargo, ante la tan requerida unión de la izquierda para apartar del poder a Bolsonaro, Gomes se sigue haciendo de rogar, aún dolido porque en 2018 el primer objetivo de Lula, en lugar de desactivar a la ultraderecha, fue intentar minimizarle a él: "La tarea no es solo derrotar a Bolsonaro, la tarea es construir una salida para Brasil, y esa salida pide diálogo, pide el fin del radicalismo político, del sectarismo, del odio, que han caracterizado la confrontación entre el lulopetismo y el bolsonarismo".
La resolución del magistrado Edson Fachin deberá ser ahora refrendada por el pleno del Tribunal Supremo, en un trámite que se considera asequible a tenor de las sentencias de la Corte durante los últimos meses. El nuevo juez al que se le adjudiquen los procesos en los tribunales del Distrito Federal de Brasilia tendrá en su mano validar o no todo lo juzgado, pero eso ya será el próximo capítulo de una historia interminable. El Fiscal General del Estado, Augusto Aras, por su parte, ya ha anunciado que recurrirá la decisión de Fachin.
Ante esa supuesta tesitura de Bolsonaro contra Lula en las presidenciales del año que viene, candidatos con opciones en la derecha tradicional, como el gobernador de São Paulo, João Doria (Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB), o en el centroizquierda, como Ciro Gomes (Partido Democrático Trabalhista, PDT), temen quedarse en posición de fuera de juego. "Bolsonaristas radicales propagan la idea de que ser contrario al presidente es estar a favor de Lula, y viceversa", publicó Doria en sus perfiles de redes sociales: "La polarización favorece a los extremistas, que destruyen el país. Brasil es mucho mayor que Lula y Bolsonaro".
A Ciro Gomes, uno de los hombres claves en las próximas elecciones presidenciales, la decisión no le ha pillado por sorpresa. Tercer candidato más votado en 2018 y exministro de Lula da Silva, Gomes es hoy el principal rival del Partido de los Trabajadores dentro del centroizquierda, y viene denunciando desde hace al menos cinco años la "espectacularización" de la Justicia en Brasil, que convirtió los procesos contra el expresidente en la telenovela de las ocho. Con la "convicción absoluta", ya en 2019, de que el proceso de Lula iba a ser anulado. "Violentan el cometido institucional de una magistratura severa, a la par que equilibrada, de una fiscalía preocupada en aplicar la ley, para transformarse en políticos", alertaba el dirigente laborista en 2019.
"Lula ha sido perseguido por la arbitrariedad de Sérgio Moro", reconocía anoche Ciro Gomes en una entrevista en la CNN. Sin embargo, ante la tan requerida unión de la izquierda para apartar del poder a Bolsonaro, Gomes se sigue haciendo de rogar, aún dolido porque en 2018 el primer objetivo de Lula, en lugar de desactivar a la ultraderecha, fue intentar minimizarle a él: "La tarea no es solo derrotar a Bolsonaro, la tarea es construir una salida para Brasil, y esa salida pide diálogo, pide el fin del radicalismo político, del sectarismo, del odio, que han caracterizado la confrontación entre el lulopetismo y el bolsonarismo".
La resolución del magistrado Edson Fachin deberá ser ahora refrendada por el pleno del Tribunal Supremo, en un trámite que se considera asequible a tenor de las sentencias de la Corte durante los últimos meses. El nuevo juez al que se le adjudiquen los procesos en los tribunales del Distrito Federal de Brasilia tendrá en su mano validar o no todo lo juzgado, pero eso ya será el próximo capítulo de una historia interminable. El Fiscal General del Estado, Augusto Aras, por su parte, ya ha anunciado que recurrirá la decisión de Fachin.
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