viernes, 30 de abril de 2021

Brasil depende de lluvias que necesitan un sostén forestal.

30/04/2021
Mario Osava
“La lluvia es fundamental, los riachuelos que tenemos no darían abasto para la irrigación, aunque fuesen el río Amazonas”, apuntaló Dirceu Dezem, sobre la profusión de agua exigida por los extensos cultivos en el centro-oeste de Brasil.
Este país de dimensiones continentales se vanagloria de concentrar 12 por ciento del agua dulce del mundo, pero las sequías que agravaron la miseria en la región del Nordeste e impusieron un racionamiento hídrico en algunas grandes ciudades en la última década, comprobaron que importan más las lluvias, en parte generadas por los ecosistemas forestales, una infraestructura natural mutilada.

No basta la cantidad, “llover en el momento oportuno” también es clave para la productividad, acotó Dezem, presidente del Sindicato Rural (gremio de hacendados) de Tapurah, uno de los municipios de la región del Medio-norte, en el norteño estado de Mato Groso.

Es allí donde se concentra la mayor producción nacional de soja, maíz y algodón y convirtieron a Brasil en el mayor productor y exportador mundial de soja.

Las lluvias no están disminuyendo en esa región, asegura este agricultor de 64 años que migró del sur brasileño en 1986 y prosperó donde “no había nada” antes. “Son corazonadas de quienes no conocen la realidad” las informaciones sobre escasez, sostuvo a IPS, por teléfono desde su ciudad.

Se basa en mediciones propias desde hace más de 20 años, en un pluviómetro que admite no ser muy preciso pero que apunta variaciones de 1600 a 1800 milímetros al año, con repuntes de 1500 y 2500. Su año es el agrícola, de septiembre a septiembre.

Pero el sector eléctrico, que también depende fundamentalmente de las lluvias ya que los ríos proveen dos tercios de la electricidad del país, vive otra realidad.

Los embalses de las centrales hidroeléctricas tienen poca agua almacenada, especialmente en dos regiones brasileñas claves, Centro-oeste y Sureste, debido a la reducción de las lluvias en todo el país, advirtió el Operador Nacional del Sistema Eléctrico, que controla las fuentes generadoras.

La escasez de agua obliga a activar las centrales termoeléctricas que consumen combustibles fósiles y generan una electricidad más cara, además de gases el efecto invernadero.

Algunas regiones metropolitanas ya enfrentan dificultades en el suministro de agua. La de São Paulo, con 22 millones de habitantes, sufrió fuerte escasez de 2014 a 2016, seguida por Brasilia (tres millones) en 2017-2018 y de Curitiba (3,7 millones), que padece racionamientos desde 2019, sin perspectivas de superación este año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario