15/10/2021 |
El contexto, además, también parece ayudarle. A nivel internacional, los socialdemócratas, anclados en un 26% del voto, engrosarán con Alemania un nuevo país a sus filas. Aun minorada, su capacidad para poder sumar alianzas hace que el equilibrio europeo gire hacia el centroizquierda con una Unión Europea que ha lanzado el salvavidas de los Next Generation. En paralelo, un escenario de recuperación económica (aunque con nubarrones como el precio de la energía) parece que ha dotado al Gobierno de la iniciativa política que perdió tras la derrota de la Comunidad de Madrid.
Ahora bien, los partidos, incluso en el poder, no están exentos de retos de medio plazo. Es común que la energía de gobernar termine descapitalizando a unas organizaciones que se vuelven un erial tras su paso por la Moncloa. El capital humano es un problema en cualquier partido clásico, cuyas casi siempre exiguas y envejecidas militancias no le ayudan a equiparse cuando pierden poder. Es más, hasta muchas agrupaciones locales de los partidos terminan desincentivando la afiliación o expulsando a los más talentosos precisamente para no perder el control del aparato frente a sujetos “extraños”. La emergencia de los nuevos partidos no ha cambiado esta lógica. Seguir leyendo>>
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