Lo Verdes de Alcalá de Henares |
Librepensadora, feminista y buena persona
AMELIA SANCHÍS VIDAL. La separación entre el Estado y las religiones permite los mismos derechos y obligaciones de todas las cosmovisiones haciendo realidad el principio de igualdad de conciencia.
Hay palabras que nunca han tenido buena fama porque suenan a autonomía. Así que declararse feminista y librepensadora es un pleonasmo anárquico en las mentes bien pensantes de la jerarquía eclesial. Y quizá no anden muy desencaminados estos varones, porque ese es el objetivo: la autonomía de nuestros cuerpos, sean del género que sean, y de nuestras conciencias, ateas o religiosas.
Cada vez más personas pretendemos que el laicismo sea un espacio para la convivencia de toda la ciudadanía. La separación entre el Estado y las religiones permite los mismos derechos y obligaciones de todas las cosmovisiones haciendo realidad el principio de igualdad de conciencia. Pero en una España desangrada por la crisis, con un Estado nominalmente aconfesional, la Iglesia católica sigue recibiendo todos los meses, sin recortes, algo más de 13 millones de euros sólo del 0.7 % asignado por el IRPF para culto y clero. Los beneficiarios serán varones; las mujeres, siendo mayoría dentro de la estructura, solo obtendrán las migajas.
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Comentario Político
Estamos de acuerdo en que lo que el mundo necesita ahora, para seguir avanzando hacia la igualdad, son muchas mujeres creyentes, ecofeministas, , librepensadoras, buenas personas y además liberadas de las ataduras de su propia condición, como dijo Simone Veil.
El problema es, que en ese viaje hacia su futuro, nadie puede ayudar a las mujeres, deben hacerlo por si mismas, con mucho sufrimiento y grandes renuncias, presuntamente claro.
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