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LOS VERDES DE ALCALÁ DE HENARES
IN MEMORIAM de Angel Luis Tadeo
Un hueco, un vació grande y poderoso, quedará en Gran Canaria tras la marcha de Ángel Luis Tadeo.
Pocas personas como él han tenido el coraje y la valentía de agarrar al toro por los cuernos y luchar a brazo partido contra viento y marea para hacerse un hueco importante en el empresariado canario. Eso, en una época en la que todos los hilos eran movidos por gente de afuera, con gran poder en cualquier sentido.
Ángel Luis tuvo una visión de futuro certera y consiguió sus propósitos, a base de sacrificio, tesón y trabajo duro. Sin embargo, no abandonó jamás sus obligaciones de padre y esposo, valorando sus comidas en compañía de la familia, a quien idolatraba. El presumía de su familia, más que nada en la vida y eso lo dignificó siempre.
Era un gran amigo de sus amigos, entre quienes tengo el orgullo de contarme y siempre vi en él a un referente y un ejemplo de tenacidad, amor a su tierra, espíritu dialogante y gran valentía.
Le quedaba aún mucho trabajo por hacer y demasiadas ilusiones que cumplir para beneficio de Canarias. Es una pena que nos haya dejado sin terminar su labor, aunque supo plantar bien la semilla en sus hijos para que siguieran sus pasos y seguro que germinará y dará grandes frutos.
Querido amigo, allá donde estés, seguro que llevarás puesta tu inconfundible sonrisa y velarás por tu familia y la legión de amigos que te lloran hoy con desconsuelo.
Descansa en paz, Ángel Luis.
Pocas personas como él han tenido el coraje y la valentía de agarrar al toro por los cuernos y luchar a brazo partido contra viento y marea para hacerse un hueco importante en el empresariado canario. Eso, en una época en la que todos los hilos eran movidos por gente de afuera, con gran poder en cualquier sentido.
Ángel Luis tuvo una visión de futuro certera y consiguió sus propósitos, a base de sacrificio, tesón y trabajo duro. Sin embargo, no abandonó jamás sus obligaciones de padre y esposo, valorando sus comidas en compañía de la familia, a quien idolatraba. El presumía de su familia, más que nada en la vida y eso lo dignificó siempre.
Era un gran amigo de sus amigos, entre quienes tengo el orgullo de contarme y siempre vi en él a un referente y un ejemplo de tenacidad, amor a su tierra, espíritu dialogante y gran valentía.
Le quedaba aún mucho trabajo por hacer y demasiadas ilusiones que cumplir para beneficio de Canarias. Es una pena que nos haya dejado sin terminar su labor, aunque supo plantar bien la semilla en sus hijos para que siguieran sus pasos y seguro que germinará y dará grandes frutos.
Querido amigo, allá donde estés, seguro que llevarás puesta tu inconfundible sonrisa y velarás por tu familia y la legión de amigos que te lloran hoy con desconsuelo.
Descansa en paz, Ángel Luis.
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