viernes, 18 de abril de 2014

España, USA y México: "La guerra de las banderas".

La guerra de las banderas

AlcaláDigital.- Que el informe PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) califique la educación que reciben nuestros escolares como una de las más baja de la Unión Europea a pesar de dedicar a la educación un 3 por ciento más del PIB que países como Holanda o Finlandia es más que significativo.
Esta circunstancia viene a colación en estas fechas con la apasionada defensa de la República que los partidos de izquierda donde exhiben s banderas de la II República). 

¿Por qué se sigue ondeando la bandera confederada en EE.UU.?

150 años después de la Guerra Civil de Estados Unidos, la bandera que llevaban al campo de batalla los estados confederados, y que muchos asocian con el racismo y la intolerancia, todavía se puede ver en casas y autos del sur del país. ¿Por qué?

Se trata de un emblema con una fuerte una carga política: no pasa una semana sin que su aparición cause malestar.

Recientemente, en el estado de Virginia de Estados Unidos estalló y no ha dejado de arder una disputa por la propuesta de enarbolar una enorme bandera confederada en una importante carretera a la salida de la capital, Richmond.

Los planes del grupo Virginia Flaggers han atraido considerables críticas de quienes la consideran como un símbolo de odio.

Ejército Cristero

El ejército cristero fue el ejército conformado por católicos mexicanos que participó en la guerra cristera de 1926 a 1929 en México, en contra del gobierno de Plutarco Elías Calles. La Constitución mexicana de 1917 establecía una política que negaba la personería jurídica a las iglesias, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias del derecho a poseer bienes raíces e impedía el culto público fuera de los templos. Este ejército se resistía a estas políticas. La milicia cristera estaba conformada por diversos sectores de la sociedad, principalmente provenientes de Jalisco, Guanajuato, Colima, Nayarit y Michoacán, pero posteriormente, otros católicos de distintas partes de la República mexicana se unieron a éste movimiento. Cerca de 50,000 personas fallecieron en el conflicto.

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