Nuestros adversarios están enfrente, nuestros enemigos atrás
Por Ramón Guillén para Ciudadanía 10
Se cuenta como anécdota una lapidaria frase salida de los labios de Winston Churchill y dirigida a un joven parlamentario de su partido, el cual iniciándose en las lides parlamentarias le decía ingenuamente al viejo zorro que, los enemigos de nuestro partido se encontraban en la bancada de enfrente. Craso error el del joven diputado tory. Si bien, en el sistema británico, los legisladores del Gobierno se sientan en una grada del parlamento. Frente a ellos está otra donde se sientan los líderes partidistas y políticos más expertos. Atrás están los jóvenes con menos experiencia y gran ambición (como el joven al que Churchill aleccionara).Churchill identificaba que sus adversarios eran los de enfrente (la oposición laborista y los whigs) y sus enemigos, a los colegas de su propio partido. Por eso el sagaz y avezado parlamentario le dijo cínicamente al neófito: «Nuestros adversarios están enfrente, nuestros enemigos atrás».
En el mismo sentido solía referir, el ácido Giulio Andreotti, la camaradería… de su partido con aquella memorable frase: «Hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y… compañeros de partido».
Y es que, en todas las democracias suele suceder que los peores pleitos y rencillas políticas son las que se cuecen dentro del mismo partido. Los golpes bajos abundan y son despiadados porque los contendientes se conocen bien. Saben sus secretos inconfesables y sus debilidades y bajas pasiones monetarias o privadas; aunque, por fortuna para todos…, aquí en España aún no hemos llegado a esa victoriana hipocresía, imperante en los países anglosajones, referida a los líos de alcoba de nuestros políticos y a los de los miembros de la Casa Real (por aquello de lo de «alta cuna y baja cama»).
Sin embargo, sí ha comenzado una aciaga etapa en la que ya habríamos cruzado el Rubicón. Me estoy refiriendo al asesinato de la presidenta Popular de la Diputación de León, Isabel Carrasco. Crimen presuntamente cometido por una compañera de Partido desquiciada y desengañada por y con determinadas resoluciones laborales y/o políticas. Seguir leyendo
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Presuntamente claro.
Habrá ampliación
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