Ramón Muñoz Álvarez |
Miguel de Cervantes fue comisario del Rey para sacar trigo y fabricar con él, bizcocho destinado al abastecimiento de la Armada. En 1589, presentó una cuenta “de gastos menudos que hice en la molienda que tuve en la ciudad de Écija”, y en la que se equivocó, dando con sus huesos en la cárcel. Sería absuelto por el Consejo de guerra y consiguió que le nombrasen, en 1594, comisionado para el cobro de varios atrasos de impuestos en el reino de Granada y de cuyos embrollos sobrevino la célebre prisión de Cervantes en Cárcel de Sevilla, donde se engendró el Quijote.
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