2016-08-05
La plutocracia brasilera (los 71.440 multimillonarios según el IPEA) tiene poca fantasía. Usa los mismos métodos, el mismo lenguaje, el mismo recurso farisaico del moralismo y del combate a la corrupción para ocultar la propia corrupción y dar un golpe a la democracia para salvaguardar sus privilegios. Siempre que emerge una democracia con apertura a lo social se llenan de miedo. Organizan una unión de fuerzas que implica a sectores de la política, del poder judicial, del MPF, de la Policía Federal y principalmente de la prensa conservadora y reaccionaria, como es el caso del conglomerado O Globo. Así hicieron con Vargas, con Jango y ahora con Lula-Dilma.En una entrevista a la Folha de São Paulo (24/04/2016), Jessé Souza, autor de La estupidez de la inteligencia brasilera (Leya 2015), un libro que merece ser leído también con cierta crítica, escribió acertadamente: «Nuestra élite del dinero nunca se ha sentido comprometida con el destino del país. Brasil es palco de una disputa entre estos dos proyectos: el sueño de un país grande y pujante para la mayoría y la realidad de una élite de rapiña que quiere drenar el trabajo de todos y saquear las riquezas del país para el bolsillo de media docena. La élite del dinero manda por el simple hecho de poder “comprar” a todas las otras élites» (Quién dio el golpe y contra quién). Seguir leyendo..
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