Enrique Serbeto
14/10/2017
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La Comisión Europea ha utilizado todo tipo de sutilezas para enviar el mensaje de que no aprecia las tendencias separatistas del nacionalismo catalán. Lo ha dicho con palabras amables, con gestos diplomáticos y con todo tipo de declaraciones, pero hasta ahora los destinatarios del mensaje no han querido oír nunca lo que les decían desde Bruselas. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, hizo ayer un enésimo intento de hacer entender que para el proyecto europeo la separación unilateral de una región española sería catastrófico y que desde las instituciones comunitarias no pueden esperar ningún tipo de aliento en sus planes. En un discurso a jóvenes estudiantes de su país, Luxemburgo, Juncker aseguró ayer que si Cataluña se convirtiera en un estado independiente de España, otras regiones europeas abrirían el mismo debate por encima de la legalidad, lo que acabaría destruyendo Europa. Además, también explicó que el Ejecutivo comunitario no puede actuar como mediador en esa extraña situación porque se crearía «más caos» en la Unión Europea. Seguir leyendo>>
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