05/07/2021 Javier Peláez |
La denominación “Variant of Concern” (VOC) se ha convertido, inevitablemente, en un término habitual en las noticias científicas de los últimos meses. Las constantes mutaciones de cualquier virus, y mucho más las del SARS-CoV-2, representan un importante foco de atención científica y cientos de instituciones e investigadores ocupan gran parte de su tiempo y esfuerzo en seguir la pista a estos regates evolutivos. Detrás de los anodinos nombres de estas variantes (Alfa, Beta, Delta, etc) encontramos un nuevo reto científico y una cuestión principal: ¿qué protección ofrecen las actuales vacunas frente a las nuevas cepas?
Los primeros casos de la variante Epsilon (B.1.427 / B.1.429) se detectaron por primera vez a principios de marzo en California (EEUU) y, dado que la mayor parte de los estudios se habían centrado en otras VOC como la británica (Alfa), la sudafricana (Beta) o la india (Delta), hasta ahora había pasado algo desapercibida y no teníamos demasiadas investigaciones sobre ella.
No obstante, hace unos días, la Revista Science ha publicado un estudio en el que muestra que Epsilon podría presentar resistencia contra los anticuerpos generados por dos de las principales vacunas (Pfizer y Moderna). Los autores señalan que la variante denominada Epsilon porta mutaciones en la glicoproteína de pico S13I en el péptido señal, W152C en el dominio N-terminal (NTD) y L452R en el dominio de unión al receptor (RBD). En palabras más sencillas esto significa que el virus ha desarrollado diferentes mutaciones en la manera en que entra en nuestras células evadiendo así parte de las defensas desarrolladas por nuestro organismo.
Los investigadores pertenecen a diferentes instituciones y universidades de Suiza y Estados Unidos, y en según sus datos Epsilon podría reducir entre 2 y 3,5 veces la capacidad de los anticuerpos conferidos por las vacunas, en comparación con el virus original. Pero además incluyen en sus conclusiones un punto inquietante ya que las dos mutaciones principales en la variante Epsilon (S13I y W152C) son “conjuntamente responsables de un sistema de escape” frente a los anticuerpos. Este trabajo en equipo se refleja en una estrategia de “neutralización-escape” que los investigadores califican como indirecta e inusual.
Los estudios apuntan a que tanto Delta como esta variante Epsilon reducen la protección que las vacunas nos ofrecen. Afortunadamente la alta eficacia, que en algunos casos ronda el 90%, hace que las actuales vacunas mantengan su validez pese a la resistencia ofrecida por las variantes detectadas. Sin embargo cada vez parece más claro que las vacunas que ahora mismo se están administrando, tarde o temprano, deberán actualizarse para hacer frente a las futuras mutaciones.
Los primeros casos de la variante Epsilon (B.1.427 / B.1.429) se detectaron por primera vez a principios de marzo en California (EEUU) y, dado que la mayor parte de los estudios se habían centrado en otras VOC como la británica (Alfa), la sudafricana (Beta) o la india (Delta), hasta ahora había pasado algo desapercibida y no teníamos demasiadas investigaciones sobre ella.
No obstante, hace unos días, la Revista Science ha publicado un estudio en el que muestra que Epsilon podría presentar resistencia contra los anticuerpos generados por dos de las principales vacunas (Pfizer y Moderna). Los autores señalan que la variante denominada Epsilon porta mutaciones en la glicoproteína de pico S13I en el péptido señal, W152C en el dominio N-terminal (NTD) y L452R en el dominio de unión al receptor (RBD). En palabras más sencillas esto significa que el virus ha desarrollado diferentes mutaciones en la manera en que entra en nuestras células evadiendo así parte de las defensas desarrolladas por nuestro organismo.
Los investigadores pertenecen a diferentes instituciones y universidades de Suiza y Estados Unidos, y en según sus datos Epsilon podría reducir entre 2 y 3,5 veces la capacidad de los anticuerpos conferidos por las vacunas, en comparación con el virus original. Pero además incluyen en sus conclusiones un punto inquietante ya que las dos mutaciones principales en la variante Epsilon (S13I y W152C) son “conjuntamente responsables de un sistema de escape” frente a los anticuerpos. Este trabajo en equipo se refleja en una estrategia de “neutralización-escape” que los investigadores califican como indirecta e inusual.
Los estudios apuntan a que tanto Delta como esta variante Epsilon reducen la protección que las vacunas nos ofrecen. Afortunadamente la alta eficacia, que en algunos casos ronda el 90%, hace que las actuales vacunas mantengan su validez pese a la resistencia ofrecida por las variantes detectadas. Sin embargo cada vez parece más claro que las vacunas que ahora mismo se están administrando, tarde o temprano, deberán actualizarse para hacer frente a las futuras mutaciones.
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