viernes, 27 de agosto de 2021

España da por concluida la misión de evacuación de Afganistán.

EL PAÍS
Patricia Ortega Dolz
Miguel González López
El Gobierno español da oficialmente por concluida su operación de evacuación de Afganistán. Los dos últimos aviones, dos A400M del Ejército del Aire, han llegado a Dubái, procedentes de Kabul, a las 06.45 y las 07.20 de este viernes, según ha informado el Ministerio de Defensa. En ambos vuelos viajan los últimos 81 españoles que permanecían en la capital afgana, entre militares, policías y personal de la Embajada, así como cuatro militares portugueses y 85 ciudadanos afganos.
Está previsto que todos ellos lleguen a la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) a las 16.45 en un vuelo fletado a Air Europa desde Dubái. En total, España ha evacuado a 1.900 personas desde que se puso en marcha la operación el pasado 16 de agosto. El mayor número de evacuados corresponde a afganos que trabajaron para las Fuerzas Armadas o la cooperación española en dicho país asiático a lo largo de las dos últimas décadas y sus familias (1.658), antiguos empleados de la OTAN (50), la UE (36), la ONU (1) y Portugal (19), así como seis españoles que se encontraban en el país. A ellos hay que sumar los 60 militares españoles desplegados durante la operación en el aeropuerto de Kabul, 17 policías que daban protección a la Embajada y el personal diplomático. En el operativo han participado tres aviones de transporte A400M del Ejército del Aire, que han realizado 17 rotaciones entre Dubái y Kabul, así como 10 vuelos de aviones fletados a Air Europa desde Dubái a Torrejón de Ardoz.

La evacuación española ha concluido un día después de que un doble atentado a las puertas del aeropuerto de Kabul, reivindicado por el Estado Islámico, dejara un saldo de al menos 73 muertos (60 afganos y 13 estadounidenses), aunque ya estaba previsto ponerle fin este viernes porque Estados Unidos había advertido de que se reservaba el uso exclusivo del aeropuerto a partir de hoy para poder completar su propia retirada el 31 de agosto. Está previsto que este viernes se reúna la comisión interministerial que ha coordinado el operativo de evacuación y acogida de los refugiados afganos.

Los últimos en abandonar Kabul han sido el embajador, Gabriel Ferrán (60 años) y su segunda de a bordo en la legación española de Kabul, Paula Sánchez, así como una veintena de policías del cuerpo de seguridad de la embajada, y medio centenar de soldados enviados para una misión de evacuación contrarreloj en el Afganistán de los talibanes.

Los miembros del operativo de evacuación, improvisado y coordinado sobre la marcha ante la velocidad del avance talibán hasta el aeródromo Hamid Karzai de la capital afgana, no se marcharon hasta no sacar del país al mayor número posible de colaboradores afganos. Han sido los últimos en abandonar un país sumido en el caos ante la progresiva retirada de las tropas estadounidenses, que se replegarán definitivamente el 31 de agosto siguiendo el precipitado guion previsto.

Ocho días de vértigo

En ocho días, 17 policías ―reforzados después con tres miembros más del Grupo Especial de Operaciones (GEO)―, 110 soldados entre Kabul y la escala intermedia de Dubái (reforzados con un equipo de boinas verdes) y dos diplomáticos (también con un pequeño refuerzo posterior) han logrado sacar del país a casi 2.000 refugiados afganos, que han ido llegando en sucesivos vuelos a Torrejón. A todos ellos les localizaron y les recataron in extremis en los alrededores de un aeropuerto cercado por los controles de la milicia integrista, asediado y colapsado por miles de personas que trataban de huir del nuevo régimen instaurado por los talibanes hace una semana en el país, y convulsionado por los mortales atentados de este jueves reivindicados por el Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés). “A los colaboradores que íbamos a sacar del país se les citaba precisamente en esa zona de la acequia que se veía llena de cadáveres tras las dos explosiónes”, señalan fuentes próximas al operativo de evacuación. Un total de 60 afganos y 13 militares estadounidenses murieron y al menos 140 personas resultaron heridas.

Ni el embajador ―en funciones desde el pasado 4 de agosto que se nombró a su sustituto―, ni la segunda jefa de la legación española en Kabul, ni los agentes de los GEO y de las Unidades de Intervención Policial (UIP) destinados en la embajada, a quienes pilló el avance talibán, han querido irse hasta el final. Hasta no completar una misión imposible, porque son muchísimas las personas que no han podido salir queriendo hacerlo, pese a los 110 soldados que fueron enviados para colaborar en la evacuación.

Han sido jornadas interminables, como interminables eran los listados de personas con las que trataban de contactar y que crecían por días. Citas en puntos presuntamente seguros, traslados tumultuosos por puertas habilitadas de entrada al aeropuerto, identificaciones doblemente comprobadas para no introducir a ninguna “manzana podrida” (posibles miembros de los talibanes) en ningún avión, todo deprisa, todo tratando de hacer coincidir puntos de encuentro y horarios con la salida de los vuelos en medio del caos. Todo a una carta, a una sola oportunidad.

Este viernes aterrizarán por la tarde en Torrejón, en el último vuelo desde Kabul, y coincidirán con muchos de aquellos a los que han salvado la vida.

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