martes, 24 de agosto de 2021

España: Un estudio del CSIC refuta la necesidad de una tercera dosis para la población general.

24/08/2021
Cristina Castro
"Nuestros datos no la apoyan", asegura Balbino Alarcón, firmante del trabajo, que se encuentra pendiente de la evaluación de otros investigadores. Los títulos de anticuerpos detectados fueron mayores tras las vacunas de ARN que las de adenovirus.
En pleno debate sobre la posible administración de una tercera dosis de la vacuna de la COVID-19, un nuevo estudio rechaza esta opción. El trabajo – publicado en Medrivx y pendiente de revisión de otros investigadores – procede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y apunta a que la repetición de dosis de las vacunas actuales, realizadas en función del virus original de Wuhan, puede ser contraproducente frente a las nuevas variantes.

«La administración repetida de la vacuna produce una especialización de los anticuerpos sobre la variante de Wuhan, que es la que se usó para la creación del fármaco. Y esa especialización hace que los anticuerpos pierdan capacidad de reconocimiento de las variantes nuevas», explica Balbino Alarcón, investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del CSIC y uno de los firmantes del trabajo.

Es por ello que el investigador considera que su investigación ratifica la opción de no dar una tercera dosis de la vacuna, al menos a la población general: «Con nuestros datos no es conveniente, al menos a la población general. En todo caso darla solo a quienes hayan respondido mal, porque vas a tener más anticuerpos contra la variante original pero no te van a proteger más».

Y es que la proteína S en la variante de Wuhan y británica es muy parecida pero lo que no reconocen los anticuerpos son precisamente las mutaciones. «Se pierde eficacia relativa porque aumentan los comunes pero no los específicos de las variantes», incide.

Si habrá o no tercera dosis en España este invierno está aún por decidir. La Unión Europea ha apuntado en ese sentido y algunos países como Alemania o Israel lo tienen en su calendario, pero la Agencia Europea del Medicamento aún no se ha pronunciado. Por otro lado, a nivel más global la Organización Mundial de la Salud insta a retrasarla hasta que no se haya vacunado un mayor porcentaje de población en los países de menores rentas. Y es que la brecha vacunal va de entre el 66% de la población en países ricos a menos del 5% en el continente africano, como recoge Our World in Data.

Eficacia de las distintas vacunas

Los investigadores estudiaron los niveles de anticuerpos generados en distintos individuos tras la infección natural – en la primera y cuarta olas (2020 y 2021, con la variante de Wuhan y la británica predominantes respectivamente), así como tras la vacunación con las cuatro inyecciones aprobadas en España (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen).

Su estudio – cuyos resultados preliminares apuntaron a la eficacia de una sola dosis en adultos que habían pasado la infección – muestra también la eficacia comparada de las distintas vacunas en cuanto a títulos de anticuerpos. «Vemos cuáles son las que más generan, aunque hasta ahora se desconoce qué título es necesario tener como mínimo para una protección eficaz», reconoce Alarcón.

En este sentido, el estudio ha mostrado que una dosis de las vacunas de Moderna y Pfizer (las basadas en tecnología de ARN mensajero) aporta más títulos de anticuerpos que los que presentan los infectados de forma natural, tanto con la variante de Wuhan (2020) como la británica (2921). Sin embargo, no es así con la primera dosis de AstraZeneca. En el caso de esa vacuna, con dos dosis sí se alcanza una protección similar a la alcanzada en las vacunas de ARN. En éstas, la segunda dosis no aumenta significativamente los títulos de anticuerpos.

Los datos del estudio se han basado en el test de la empresa Recovid Solutions (grupo Vitro S.A) que ha obtenido la licencia de la tecnología Jurkat Flow-Cytometry Immunoassay (JFCI), desarrollada por el CSIC. «Generamos una línea de células humanas Jurkat que expresan la proteína de la espícula del SARS-CoV2 y comprobamos que podían servir muy bien para detectar anticuerpos de la COVID-19», indica Alarcón.

Este test de anticuerpos se basa exclusivamente en la proteína S pero la diferencia con los otros test serológicos (Elisa o Clia) es que «la proteína está en la misma forma en que se encuentra en el virus y por ello permite ver anticuerpos contra la forma natural de la proteína que los Elisa por ejemplo no permiten ver», explica el investigador.

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