24/08/2021 |
Un informe constata que el SMI germano ha provocado un trasvase de empleo de la pequeña a la gran empresa.
Alemania no tenía salario mínimo interprofesional hasta 2015, año en que fue legislado por la gran coalición formada por Merkel y los socialdemócratas con un montante de 9,19 euros por hora. Fue una de las principales condiciones impuestas por el SPD para facilitar la formación de gobierno, en un contexto de paso inferior al 5%. Cinco años después, ya es posible hacer un primer balance que apunta que las principales perjudicadas han sido las pequeñas empresas, según el economista alemán y profesor del University College London Christian Dustman. En un informe de valoración sobre las consecuencias de la aplicación del salario mínimo en Alemania, Dustman afirma que las empresas de menor tamaño han podido asumir en menor proporción el aumento de los costes de personal y que se ha producido un trasvase de trabajadores desde las pymes a las grandes empresas, que suelen ser más productivas y han podido soportar mejor la carga. Esto ha tenido a su vez como consecuencia una reducción del número de pequeñas empresas y una reducción de las horas trabajadas por los empleados que cobran el salario mínimo, que suponen el 15% del total.
El informe constata que no se ha producido una destrucción de empleo en términos netos, sino que el mercado laboral ha absorbido el aumento salarial trasvasando trabajadores a empresas con mayores márgenes. «Específicamente, mostramos que el número de empresas y la proporción de microempresas, con menos de 3 empleados, disminuyó, mientras que el tamaño de las empresas y la proporción de firmas más grandes aumentó en las regiones más expuestas al salario mínimo, en comparación con las regiones menos expuestas y a los años anteriores a la introducción del salario mínimo», afirma el informe, «encontramos que el salario mínimo aumentó la prima salarial media de las empresas, lo que sugiere que el salario mínimo ha supuesto un cambio de composición orientado hacia las empresas que pagan más». La parte más cruda se la llevan las empresas más pequeñas y menos productivas, dice el informe, que afirma que «el salario mínimo expulsa del mercado a las firmas menos productivas».
Si en Alemania no ha supuesto un gran problema para el empleo es porque en este país la mayor parte de los trabajadores lo hacen para grandes empresas, con más de 250 empleados, o medianas, con más de 50, a diferencia de España, donde el 95% de las empresas entran en la categoría de pequeñas y donde solo el 30% del empleo pertenece a las grandes, las que pueden absorber el impacto salarial.
Pero si es cierto que no tuvo como consecuencia un aumento del paro, el salario mínimo tampoco supuso la mejoría imaginada en el aumento de ingresos en la franja de trabajadores peor pagados. Según la Encuesta de Estructura de Ingresos (VSE) de la Oficina Federal de Estadística, los empleados del sector del salario mínimo registraron un aumento en los salarios por hora de un total de 21.8% entre 2014 y 2018. A modo de comparación, el aumento promedio para todos los empleados en estos años fue del 11,4%. Pero no condujo automáticamente a un aumento proporcional de los salarios mensuales porque las horas de trabajo disminuyeron en la misma cantidad. Esto se debe presumiblemente a que tanto los empleados como las empresas quieren evitar superar el límite de ingresos para los mini jobs de 450 euros al mes, lo que implica cambiar a una situación sujeta a cotizaciones a la Seguridad Social.
«El salario mínimo generalmente no ha conducido a una mejora en el salario mensual», reconoce el informe redactado por la Oficina Federal de Formación Política (Fünf Jahre gesetzlicher Mindestlohn. Bilanz und Perspektiven | APuZ). Este informe detalla que os mini jobs cayeron en alrededor de 4,9 millones de empleados entre 2014 y 2019, entre 150.000 y 200.000 empleados. Alrededor de la mitad (52.000) obtuvieron empleos sujetos a cotizaciones a la seguridad social. Para el empleo total, la mayoría de los estudios señalan un efecto levemente negativo debido a la introducción del salario mínimo y este bajo impacto se relaciona con el hecho de que las empresas han respondido al aumento de costes aumentando los precios de sus productos y servicios. Además, mientras que las empresas más pequeñas con salarios bajos tuvieron que cerrar, los empleados cambiaron a empresas más grandes con salarios más altos.
Por tanto, el nivel de empleo prácticamente inalterado oculta una estructura empresarial parcialmente modificada. Por otro lado, dado que están exentos del salario mínimo los jóvenes sin formación profesional y determinadas prácticas que se realicen durante la formación o como orientación antes del inicio de la formación o los estudios, ha aumentado el número de jóvenes que acceden a empleos no sujetos a salario mínimo en lugar de continuar con su formación profesional. Los resultados de la investigación, aunque preliminares, ya muestran que la oferta de plazas de formación por parte de las empresas ha disminuido como consecuencia de la introducción del salario mínimo.
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