EFE 28/09/2021 |
Francia ha cerrado de forma unilateral el grifo de la migración legal con tres países del Magreb, lugar de procedencia de gran parte de los extranjeros que llegan al país galo.
Este martes, Francia ha anunciado que reduce la concesión de visados a ciudadanos de Marruecos, Argelia y Túnez. Considera que esos tres países no cooperan de manera suficiente en la lucha contra la inmigración irregular, al no estar aceptando las devoluciones de sus ciudadanos expulsados por las autoridades francesas por encontrarse en situación administrativa irregular.
"Es una decisión drástica, inédita, pero necesaria", señaló este martes el portavoz del Gobierno francés, Gabriel Attal, tras confirmar en una entrevista a la emisora de radio Europe 1 ese giro en la política migratoria.
En concreto, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha ordenado que se reduzcan la mitad los visados concedidos a ciudadanos marroquíes y argelinos, mientras que para los tunecinos el recorte será del 30 %. En esos siete primeros meses del año, Francia había concedido 8.726 visados a argelinos (un 74 % de los solicitados), 18.579 a marroquíes (un 77 %) y 9.140 a tunecinos (un 71 %).
Attal explicó que París había intentado primero una negociación diplomática, pero como eso no funcionó se pasó a una fase de "amenazas" y como tampoco eso bastó se decidió aplicar estas medidas de reducción de los visados para que los tres estados rectifiquen y cooperen más.
Más de 10.000 devoluciones sin aceptar
Según Europe 1, la justicia francesa ordenó entre enero y julio de este año la expulsión de 7.731 argelinos en situación irregular, pero solo se pudieron ejecutar el 0,2 % porque Argelia se negó a dar las autorizaciones consulares necesarias.
En el caso de Marruecos, de las 3.301 expulsiones dictadas por los tribunales franceses se llevaron a cabo un 2,4 %; en el de Túnez un 4 % de las 3.424.
Esta medida se anuncia a siete meses de las elecciones presidenciales en Francia, en una precampaña en la que las políticas migratorias tienen un gran protagonismo.
Marruecos ha calificado de "injustificada" la decisión de Francia y el ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita, ha asegurado, con cierta sorna, que se trata de un "problema franco-francés".
Para Marruecos, que tiene cada vez más frentes diplomáticos en tensión, las medidas sanitarias para prevenir el coronavirus son la única razón por la que se han frenado las devoluciones de sus ciudadanos en situación irregular en Francia. Para que cualquier ciudadano marroquí pueda entrar en su país necesita un documento de identidad marroquí y una PCR negativa.
"Si las leyes francesas no permiten que las autoridades obliguen a una persona a someterse a una prueba para detectar el virus, entonces no es un problema de Marruecos. Francia no puede obligar a Marruecos a recibir a personas sin que se cumplan estas condiciones", ha asegurado Burita.
Según Marruecos, su colaboración en la lucha de la inmigración clandestina siempre ha sido responsable y su trabajo consular no ha cesado.
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